El motín de Esquilache 2.0.

Hola!

Para las que pedisteis el link del submarino tetero, os lo pongo aquí, que lo ha dejado mi santo en los comentarios del otro día, pero así no tenéis que buscarlo ni nada.

El sábado mi santo y yo nos dimos la vuelta por distintos bares y en todos pasaba lo mismo, había unas nieblas delante que no eran más que agrupaciones de fumadores a las puertas de los bares y dentro, todo vacío, pero los asientos reservados con ropa. Había más ropa tirada que en un Bershka en rebajas señora. El caso es que entrabas en plan lluvia de Estrellas, cruzando el humo y la parte buena es que ha sido el único fin de semana que he vuelto a casa sin olor a tabaco. Lo malo es que qué sentido tiene que dejen de fumar, si luego, al entrar y salir te comes todo el humo, porque los pobres fumadores, estaban en la puerta porque llovía a cántaros.

La controversia de la ley antitabaco me está recordando a otro momento histórico español. Sí, os voy a contar otro momentaco histórico, que hace bastante que no os los cuento. La idiosincrásica española se caracteriza por ser sumamente pasota  con las cosas que importan, pero partirse el pecho por las que no. Lo que no consiguió una crisis con más de 4 millones de parados, lo consiguió un mundial de fútbol: sacar a España entera a gritar a la calle. Lo que no mueve a los jóvenes como una mejora de la enseñanza, lo mueve la defensa de Justino Ardilla, lo que no moviliza a media España a estar pendiente de la situación por la tele como el estado de Alerta, lo movilizan los cuernos de la Esteban...

Prueba de ello es esta historia.

Corría 1766, un rey viudo y bastante amargado el pobre (cierto es que no levantó cabeza desde que su esposa murió, cosa poco común con la mayoría de los reyes), intentaba animarse con la caza e inventando algo muy común ahora:

Poner cara chorra en las fotos.

Lo que pasa es que el pobre no podía poner otra (lo que natura no da, Salamanca no otorga). The thing is que Carlos III tenía muchos problemas y una crisis económica encima que no se saltaba ni con pértiga. Por aquel entonces de ministro de Hacienda estaba un tal Esquilache, que como los ministros no se inventaron hasta el nieto de Carlos III, es decir, Fernando VII, era solo secretario y marqués por título.

La cosa es que no había pan, ni tortas, ni bollos, como diría la Antonieta, y claro, en Madrid somos de bastante comer, porque la revuelta esencialmente fue en Madrid. En aquellos momentos el tipin no se estilaba, lo que se llevaba era tener más magra...

Y claro, si no comes, no magras, no se puede. Bueno, pues el pan pasó de costar 5 cuartos de libra a 7 cuartos de libra, que pa no ser ingleses teníamos nuestras propias poooounds, llegando a 12 en el año que nos toca y claro, de 5 a 12 en menos de 5 años... pues es un pastizal. Y claro, malas cosechas, hacían que comer fuese casi un privilegio.

La cosa es que había bastante mal rollo con los italianos, y fijaos que por aquel entonces ni Berlusconi había nacido ni había pasado lo de la napia de Luis Enrique. Y entre que no había pa comer, que muchos conspiraban para escalar en el poder que cada uno intentaba acercar el ascua a su sardina al Marqués de Esquilache se le ocurrió cambiar los sombreros típicos chambergos y la capa ancha por sombrero de tres picos y capa corta. La excusa? Dejaban ver el rostro y no le ocultaban, así le limitaban para el pillaje y las fechorías.

Como el sombrero de 3 picos era de origen italiano, la gente estaba muy escamada.

Vamos, que recomendaban pasar de la supercapa a la batamanta versión mini.

Otra cosa típica de la idiosincrasia española es que cuanto más gorda cae, a nuestros políticos les da por decir más tolonterías, porque si no tienes para comer, como vas a pagarte un sombrero? Todo como veis es una clara medida recaudatoria. No te subo los impuestos, pero trato de enriquecerme de manera indirecta, haciendo leyes que prohiban fumar en espacios publico, bajarse música o pelis o ponerse capa.

La idea era prohibirlos de tal manera que quién los llevase pagaría 6 ducados, lo que era un pastizal y pasaría 12 días en la trena con todos los gastos... pagados?

Por reincidencia, sería el doble de la anterior condena.

La cosa es que los polis, en plan mafiosos total, intentaron hacer cumplir la ley, sin embargo, la ley no era, te arresto y tal, sino que intentaban quedarse con el dinero de las multas, cortaban capas en público ante la resistencia de los ciudadanos desafiantes y hacían un poco lo que les daba la gana.

Un domingo de ramos, que suele ser un día muy tranquilo y pacifico para los católicos, dos embozados entran en la plaza a Antón Martin, para los que no viváis por Madrid os diré que está por la zona de Atocha, que os sonara, desgraciadamente, más, por sucesos que todos asociamos. En fin, que la policía los paró y ellos corrieron a un polvorín, donde se hicieron con sables y fusiles, y empezaron a defenderse en plan Chuck Norris...

Bueno, imaginadlo con capa y el coche de caballos... el caso es que corren hacia Atocha y muchos se les unen a su causa, por allí esta la iglesia de Jesús de Medinaceli y por ahí el Duque de Medinaceli. El Duque puso calma en el asunto

A ver chicas, el de Medinaceli, centraos! Que este no apacigua nada! El caso es que el de Medinaceli (el duque, no Jesús), prometió hablar de este asunto y transmitir las inquietudes del pueblo al Rey. El pueblo que estaba más mosqueado que un pavo que oye una pandereta, van a casa del de Esquilache y asaltan la casa, y como todas las turbas, no piensan y matan a un criado que trata de dificultarles la tarea de asalto y robo a la casa. No contentos, se van a casa de otros dos minitros/ secretarios, Grimaldi y Sabatini y en el camino, farola que ven, farola que revientan. Sí, en plan Punk antisistema!

El lunes santo, se forma una que te cagas, la gente se agolpa a las puertas del palacio real, la guardia abre fuego para disuadir a los manifestantes, que son de todo menos tranquilos y matan a una mujer, la gente empieza a gritar consignas contra los secretarios, y un sacerdote que pasaba por ahí, fue el que intentó mediar.

La cosa fue que el cura llegó con una lista de peticiones populares, como que se permitiera el uso del sombrero y la capa acostumbrados, bajar el precio de los alimentos, dejar de grabar tantos productos alimenticios y que saliese el Rey a decir publicamente que aceptaba las "sugerencias" del papelito, entre otros temas.

Yo creo que la cosa debió ser así.

-Majestad, os gusta vuestra nariz Borbón?

-Bueno, no es que sea especialmente elegante...

-Pues como no acatéis al pueblo os la van a dejar como a Gerard Depardieu

O peor...

Y el Rey salió y dió por validas las peticiones del pueblo soberano, desterrando a Esquilache, bajando los precios y permitiendo la capa y el sombrero.

Lo curioso es que poco a poco el chambergo y la capa ancha se dejaron para la figura del verdugo, que nadie quería recordar y embozo de este y poco a poco, la moda fue cambiando.

The thing es que la historia de España es de repetir una y otra vez, dado que no parecemos recordarla nunca. No sé si es que en este país la historia no se conoce, no se recuerda, o simplemente sólo tomamos medidas a toro pasado. En fin...