Volvamos al rosco, que siempre apetece leer cositas.
- Con la E. El despertar de la señorita Prim de Natalia Sanmartín Fenollera. Es un libro que
me despierta emociones encontradas. Es la pura definición de “ni sí, ni
no, sino todo lo contrario”. Básicamente es una mezcla entre Orgullo y
prejuicio y el capítulo de disertación filosófica
de El árbol de la ciencia de Pío Baroja. Y ya. Una señora con un
curriculum más extenso que la lista de manuales de AD&D de 3ª decide
dejarlo todo y presentarse a una entrevista de trabajo como
bibliotecaria en un pueblo francés, en la cual precisan a una
persona sin capacitación alguna ni pretensiones. Cuando llega empieza a
ver que la gente no es tan normal como pensaba. Todo el mundo tiene una
cultura literaria vastísima, hasta los niños son extremadamente
versados en cuestiones filosóficas y literarias.
Poco a poco se da cuenta de porqué toda esa gente está ahí. Y no cuento más.
La idea es buena, pero no está bien
desarrollada. Primero porque los personajes me resultan como el
personaje de Ethan Hawke en Reality Bites, es tan intenso que me dan
ganas de golpearle la cara con un tomo de la enciclopedia británica
(a ser posible, el más gordo), primero porque se emperran en entrar en
peleas filosóficas como si fueran dos niños pedantes a ver quién sabe
más, lo cual no aporta absolutamente nada a la trama y queda bastante
soberbio (conste que he tenido conversaciones
filosóficas, pero no todos los días a todas horas, el ser humano no
siempre tiene que andar trascendiendo, a veces andar en pijama y
zapatillas también es necesario), segundo porque el pueblo está lleno de personas que huyen y crean una realidad
alternativa a la que tenían. ¿Es eso más valiente que quedarse y mejorar
la vida que tenían? Pues depende, si realmente lo haces por
convencimiento, sí, si lo haces porque no puedes hacer
frente a lo que hay no. Y hay varios personajes que se pasan la vida
huyendo, no creo que sea motivo de alabanza.
Otra cosa que me ha disgustado profundamente, es
que el pueblo, como todos los pueblos, es preocupantemente curioso,
marujo y de los peores: somos libres, nuestros conceptos no tienen que
ver con la sociedad contemporánea… PERO TE VAMOS
A BUSCAR UN MARIDO, PORQUE CÓMO VAS A ANDAR SOLTERA?! HAGAMOS UN
LISTADO!! (una cosa es buscar el amor y otra mandar la emancipación femenina a plantar lechugas).
No creo que personas que intenten crear una realidad alternativa absolutamente fuera de lo común, deban decirle a los demás como conseguir la felicidad,
los consejos no valen para nada, porque ninguna vida tiene los porques
de ninguna otra, y la realidad de uno no puede extrapolarse
a la de otro, así que eso de “te doy un consejo y espero que lo sigas”
es muy dictatorial, pero el decir “esta persona falló por un consejo que
le dí, pero no es mi culpa porque ella tomaba las decisiones” tampoco
me parece sensato. Si acostumbras a alguien
a tomar las decisiones a través de tus consejos, al final, deja de
hacerse cargo de su vida, y tú coges su peso, así que moralmente, por
asignarte una tarea que no es tuya, realmente la culpa sí lo es… y sino,
no lo hagas.
Luego hay cosas que están bien y mal. Que los
niños lean y lean mucho es bueno, que los niños lean en vez de jugar por
sistema… los niños necesitan trastear, porque son niños, porque así
descubren el mundo, porque su mundo es de cosas grandes,
pequeñas y de cosas que se ven y no se ven. No puedes meterles Virgilio
a una niña de 8 años de memoria, porque no entenderá nada (yo leí Romeo
y Julieta con 12 años y lo tuve que leer dos veces para pillarlo del
todo).
Aún así, el libro es entretenido, tiene su punto
y tiene un algo que engancha, pero lo veo muy inverosímil como para
poder contactar con algún personaje
- Con la N: El antropólogo inocente de Nigel Barley. Cuando
estaba en tercero de carrera, en la asignatura de Antropología Social
nos recomendaron este libro y bueno, al final (bastantes años después de
la carrera) me ha dado por leerlo. Primero porque
sabía que iba de África y para mí, el tema africano, creo que se
afronta desde la perspectiva occidental todavía de manera muy
imperialista. Segundo, porque hay todavía mucho sociólogo/ antropólogo
que sigue usando perspectivas decimonónicas para encararse
con la realidad cultural distinta (mi sociedad es mejor porque es MI
sociedad… el resto son claramente inferiores), lo cual, a parte de
sesgado es mentalmente muy pobre y tercero, porque en la afrontación del
problema de desarrollo africano hay mucho brainstorming
y mucho inmovilismo, cosa que me revienta: todo el mundo opina, pero
nadie ejecuta nada, con lo cual seguimos en el mismo punto (luego dicen
de la burocracia China).
Sobre esta realidad continental, sólo he leído
dos libros que me han impresionado para bien, uno es Ébano de Ryszard
Kapuscinsky, que me tuve que leer obligada en la carrera (no hay cosa
que más odie que leer un libro por obligación), pero
que terminé leyendo con pasión porque esta fenomenalmente redactado y
habla de una realidad muy rica y variada porque se sitúa en distintos
países africanos, y este. Nigel cuenta en primera persona su viaje para
estudiar a la tribu Dowayo, que se sitúan en
Nigeria. Intenta estudiar de donde nacen sus costumbres, el simbolismo
de estas, los roles de género y sociales, su relación con otras
poblaciones… y todo ello a través del método de la inmersión: lo deja
todo y se va a Nigeria. Teniendo en cuenta que la realidad
siempre varía cuando se siente observada, pero que el observador, con
el tiempo, también es modificado por la realidad a la que observa Nigel
se enfrenta no sólo con una realidad a veces amable, a veces
desconcertante, a veces hostil, enfermedades, misticismo
y curiosidades culturales importantes. Sus anécdotas con sus problemas
con el idioma y con las bromas que son base de la cultura informal son
de carcajada y tiene puntos muy curiosos que nos podemos aplicar todos
cuando observamos otras culturas. El libro
me ha enganchado y me ha parecido tremendamente entretenido, a pesar de
que, como os señalado, tengo muchos prejuicios ante este tipo de
libros.
Una cosa que se le agradece al autor es que no
tenga reflexiones de tipo político, solamente sociales, que no trate
nada más que lo que viene a tratar para no enfrentarse al pensamiento
político del lector y otra es que está redactado desde
el pensamiento “esto ahora no me hace ninguna gracia, pero algún día me
reiré de esta anécdota”. Así que te puedes reir porque sabes que él
también se reirá. Creo que de los que he leído este año es de mis
favoritos y al ser tan divertido, aunque te cuenta
algún tormento del viajem no es playero, pero sí se puede leer durante
el viaje.
Actualmente estoy leyendo uno que sorpresivamente me está enganchando una barbaridad y que nadie podría suponer. Mucha gente me ha recomendado libros para distraerme, pero me he centrado en la argumentación histórica, espero poderlo terminar pronto, pero podéis dejar como siempre vuestras recomendaciones en comentarios.
Qué cosas, a mí ese libro (el despertar de la señorita Prim) me encantó, y voy a comprármelo.
ResponderEliminarLo único que no me gustó fue lo de te vamos a buscar un marido, pero las discusiones filosóficas y en genial el ambiente del libro me encantaron. Y el señor del sillón me cautivó, a lo mejor me van los intensos, aunque creía que no...
A mi también me gustó El despertar... aunque entiendo tus críticas, pero creo que es de esas historias que hay que leerlas por simple disfrute. Lo que no me convenció es el final...esperaba - quizá - algo más tópico.
ResponderEliminarAhora estoy leyendo a Lodge y muriéndome de risa por las esquinas, te lo recomiendo. Lo encontré buscando autores similares a Tom Sharpe (ya lo he leído todo de él y el pobre no va a escribir más) y no me está defraudando. "La caída del museo británico" fue el primero que leí y me gustó. Ahora estoy con "La vida en sordina" y lo dicho: humor del absurdo, motivaciones muy humanas (y también despreciables, pero humanas al fin y al cabo) y enredos muy divertidos.
Un besazo!
Confieso que tengo este reto abandonado. Rachas, supongo.
ResponderEliminarAún con espesuras y convencionalismos, creo que me gustarían los dos.
Besos!