Me queda un poco de este azul poco feminista y unas pegatinas estelares todavía, así que decidí usar estas, que creo que son de la constelación de capricornio. No tienen nada que ver, y eso que estos días me he dado cuenta que soy ascendente Cáncer y no sagitario, que lo que tengo en sagitario es la luna. No es que esto cambie para nada mi existencia, pero es como cuando Lennon dijo que pensaba que en el cuento de El carpintero y la Morsa pensaba que la Morsa era la mala y resultó que no. No evitas cierto choff.
Ojo, no tengo nada en contra de los Cáncer: Ringo Star, lo adoro, es cáncer y es todo peace and love. Pero a mi me gustaba sagitario, porque mi abuela lo era... es una tontería, pero me gusta tener cosas coincidentes con la gente que ha sido importante para mi.
Tenía preparado un post sobre cine con muchas películas, porque ahora le viene bien a mucha gente que comparta las películas que estoy viendo los fines de semana. Pero me vais a permitir que haga un post de desahogo y por favor, espero que nadie se tome esto a personal, es sólo una reflexión en alto de algunas cosas que he vivido esta semana y que necesito compartir, por si a alguien más le está pasando todo esto por la cabeza.
Como sabéis, el pasado 22 ha sido mi cumpleaños (y si no, fingís que sí, y todos contentos). Lo que me ha afectado no es que haya mucha gente que no se haya acordado, eso es una chorrada, sino que haya sido porque hay mucha gente afectada por todo lo que está pasando, que es lo terrible, que tengan que enfrentarse a todo ese dolor. He hablado con mucha gente en duelo, he hablado con gente en estado de ansiedad o con depresión, he hablado con gente que sufre mucho o que no lo está gestionando bien porque ya entraron así en la cuarentena y gente que trabaja en sanidad y bueno... Sobrepasa, como podéis imaginar.
Lo peor es que lo estamos llevando fatal, porque la gente que debería apoyar en red a estas personas, también tienen sus cosas y se ha replegado. Al principio de la cuarentena me sorprendió la cantidad de gente que, en vez de pensar en equipo, pensó en su ombligo. Sé que el miedo es libre y nos hace actuar de manera egoista o poco comprensible a veces, pero a veces, nos desconecta demasiado de nuestra humanidad.
Ahora es cuando os cuento la anécdota de una clase de sociología de primero de carrera que tuve, donde nos explicaron que los judíos en el holocausto nazi, a pesar de la deshumanización, no pensaban en suicidarse y terminar con aquello, porque su idea era que si, a pesar de su depresión, se llevaban ellos el tiro y no otro del grupo, al menos su muerte y vida había tenido un doble propósito, que era la supervivencia del resto y el fin de sus penurias. Muchos querían morir, pero esperaban que su muerte salvara al resto, porque era una bala menos, o un puesto menos en la cámara de gas o en las torturas que sabemos que sufrieron. Eso me movió mucho por dentro: su negación propia se interrumpía por el bien común.
Me llama la atención como hay gente que no piensa en los demás, una pandemia es una cosa que afecta en grupo y por tanto, se soluciona en grupo. El peso de un individuo es incalculable y tenemos que seguir pensando en la supervivencia del grupo un poco más.
Es curioso como hemos perdido la capacidad de escuchar, de quedarnos con lo que vemos pero solo conjeturar hacia lo malo, en vez de pensar que el dolor nos hace actuar fuera de "nuestra normalidad", de comunicarnos desde el odio y el desdén: Gente que pide a personas en medios sanitarios que actúen de una determinada manera, deciden desobedecer, porque sabemos más que ellos o pensamos que nos quieren encerrados (la de veces que he oído esta barbaridad). Gente que decide perder el miedo y salir a la calle y arrimarse a otras personas, porque no pasa nada. Gente que está sobrepasada y sólo recibe comentarios desde la rabia, la hostilidad y el juicio moral y no desde la comprensión, porque los amigos/ la familia están para eso. Insisto, cada uno lleva su peso, pero ¿no sería todo más fácil si antes de hablar desde la deshumanización pensásemos cómo nos gustaría que nos hablasen a nosotros?.
Recuerdo también de la facultad que en Trabajo Social con Grupos nos insistían en el valor de la palabra: porqué has elegido usar esta palabra para definir este concepto? Y siempre salía lo de "me salió sólo, da igual". No da igual, porque cada palabra define tu visión del mundo. Así que cuando eliges usar un lenguaje hostil, ignorar al otro, pensar bajo el recelo, la falta de empatía, la crueldad o la deshumanización es de recibo reflexionar cómo hemos llegado a ese pensamiento y porqué lo reflejamos en nuestra relación con el otro. Porqué ese y no otro. Y porqué ahora. La cantidad de gente con la que he tenido la gran suerte de hablar estos días y me han terminado contando la falta de empatía, la crueldad y la deshumanización que viven, es muy preocupante. Creo que la pregunta estos días es, más que nunca, "hay algo en lo que te pueda ayudar?", a veces no se necesita hablar de lo malo que vivimos, a veces buscamos distraernos con el otro, y eso no es malo, es simplemente descansar del diálogo negativo interno. A veces, el otro es un sitio de descanso para nuestra mente cuando desconectar es un ejercicio costoso. No es el otro el lugar donde solucionamos nuestros problemas, no debe serlo, tener una perspectiva ajena es positivo, siempre que la perspectiva te llegue cuando la necesitas y de una manera considerada y compasiva. No usamos al otro como ocio, disfrutamos del otro en un proceso de curación, porque todo está conectado y le hacemos partícipe cuando le necesitamos, porque el proceso siempre tiene que estar liderado por quien lo quiere ejecutar en su vida.
Estoy viendo muchos comentarios no requeridos y crueles en redes. Mucha bestialidad. Pero también lecciones de humanidad, generosidad, compasión y entendimiento. La pregunta es siempre qué clase de mundo queremos tener y qué hacemos cada uno para conseguirlo.
Lo curioso es que tengo al impresión, puede ser errónea, de que hay gente siente pena porque las personas como yo no estamos celebrando el cumpleaños con fiestas y regalos y seguramente, como yo, haya mucha gente celebrando los cumpleaños deseando que sus regalos sean que las cosas vayan a mejor y la sociedad aprenda y crezca con esto. Supongo que todos echamos de menos la normalidad anterior, pero creo que después de esto, nada va a volver a ser igual, para bien y para mal. Hay que aceptarlo y seguir adelante.
En fin, espero que hayáis tenido una semana buena y la siguiente sea mucho mejor.
Tengo bastantes bajones, cuesta subir, pero ahí estamos. Besotes!
ResponderEliminarque bonito color de uñas!
ResponderEliminarMe encantan esos tonos para las manicuras. Con respecto a tus reflexiones, yo creo que siempre las situaciones límites sacan lo mejor y lo peor de nosotros como raza humana. Estoy viendo gestos empáticos, solidarios y preciosos y también ruindades y auténticas gilipolleces. Las imágenes de ayer, con familias apegotonadas en espacios públicos, me hierven la sangre, la verdad. Qué irracionales, qué irresponsables y qué egoístas.
ResponderEliminarUn besito.
Felicidades de nuevo, guapetona, y gracias por la reflexión. Yo creo que en esto es muy complicado tener una idea de lo correcto y lo incorrecto porque estamos todos desbordados y no siempre tomamos lasdecisiones ni las palabras más acertadas, pero el intentar ser más amable contigo y con el de enfrente debería ser la máxima antes de soltar toda la rabia que llevamos dentro contra el primero que pase (cosa que veo mucho en ciertos comentarios en redes)
ResponderEliminarYo me quedo con lo bueno, y con la cercanía extraña aún en aislamiento que nos está brindando esta situación con personas que, en principio, pueden no ser siquiera denuestro círculo cercano, porque somos más honestos, más auténticos, y nos desnudamos más (y no me refiero a desvestirse, sino a desnudarse, que es algo más ´ntimo y poco tiene que ver con la ropa muchas veces)
Un abrazo enorme!!
Yo no me acordé y es que estaba de resaca del cumpleaños de mi madre, lo siento mucho porque me considero amiga tuya, snif.
ResponderEliminarY lo que dices de la gente que sólo piensa en su ombligo, biiiingo.