Berlin, 1942.
No es normal que los nazis hagan fiestas por todos los santos, pero para disipar todo resto de reiligiosidad, deciden hacer una. Y aqui ando yo, escuchando de fondo a la orquesta, Mon Légionnare canta una joven imitando Edith, y pego otra calada a mi pipa, mientras grandes hombres panzones y uniformados, se ponen hasta arriba de vino de la comarca.
Pocas cosas odio más que a un hombre borracho y es un nazi borracho.
Me molestan los tacones, me molestan las horquillas y me molesta ver como un montón de judios me sirven la comida, por el mero hecho de ser judios... nadie deberia hacer esto a nadie. Tienen cara de servirte el champan suplicantes de que no esté demasiado frio, ni demasiado caliente y les mates. Esta política no es justa.
Decido apagar el cigarro en el cenicero de cristal y marcharme al baño. En el proceso tengo que sonreir a muchos borrachuzos asquerosos que no paran de intentar que baile con ellos...
-Espera querido, me dirijo a la toillete a retocarme y vengo perfecta para ti.
Ascazo me dan. Me dirijo al baño, agobiada por el olor a sudor, tabaco y perfume de jazmines, parece que se ha puesto de moda y lo detesto, tanto como a esta fiesta, subo las escaleras, me retiro los guantes y los pongo con el bolso, intento refrecarme la nuca un poco pero perfecto, no hay agua... bajo las escaleras y me dirijo a uno de los camareros.
-Disculpe, el baño de arriba no tiene agua, hay algún baño más en la casa?
El hombre contrariado de que le trate con respeto me explica que cerca de la cocina hay uno y que puedo probar ahi.
Paso entre los oscuros pasillos de la casa y trato de averiguar cual es la habitación, debí haberle pedido una explicación más concreta al pobre. Abro las puertas sin llamar, pero con sigilo, aqui hay un escobero, dos pasos más allá un armario, eso parece una habitación, hay una biblioteca, maldita sea, donde está ese baño?
Abro la puerta y hay un almacén con latas de conservas, botes de compotas, sacos de patatas, paquetes de harina... oigo un pequeño ruido, y cierro, me quedo intrigada y tras dar dos pasos, decido volver sobre mis pasos y abrir la puerta sigilosamente otra vez, abro... y me asomo del todo. Solo veo una pequeña criatura correr. Un ratón.
Debe ser lo que menos me desagrade de esta fiesta. Cierro y sigo en mi busqueda del baño, abro la siguiente puerta y veo un aseo amplio, hay dos puertas, deben ser dos tazas de water, una está cerrada y la otra está abierta, entro y tras orinar, me lavo las manos, las seco, abro el bolso, me retoco el carmin y abro la puerta para salir, cuando oigo una especie de sollozo, finjo salir, pero no lo hago y me quedo quieta. Al salir oigo que alguien esta sollozando, parece una muchacha y algo se mueve, me quito los zapatos y los cojo, dejo el bolso sobre el marmol del lavabo y deslizo mis pues sobre el frio marmol, suerte que he dejado la puerta de la taza abierta, bajo la tapa, y me asomo, veo una chica, de unos 15 años y uno de esos asquerosos uniformados abusando de ella, tiene la boca tapada. La está diciendo cosas terribles como que debería estar agradecida de que un ario se fije en ella y espera que sus lágrimas sean de felicidad. Me bajo de la taza, me quedo sin saber que hacer, vuelvo a asomarme la muchacha sube la cabeza y me ve, con cara implorante suplica ayuda, y ahora no puedo fingir. Me pongo de puntillas y hago el gesto de que no haga ruido.
Vuelvo a mi bolso con sigilo, dentro tengo una pequeña pistola, regalo de un militar para evitar los robos en mi palacete. La llevo para asustar y disparar al aire, y fingir que estoy con la causa mientras dure este despropósito.
Cogo la pastilla de jabon del tocador y la coloco delante de la pistola, a poco que amortigüe el sonido, me asomo, ella sigue ahi, el angulo me resulta muy dificil, asi que la hago el gesto de que intente arrimarle a ella, ella obediente, cierra los ojos y le atraé hacia sí y yo casi sin mirar aprieto el gatillo.
El disparo en toda la coronilla lo pone todo fino de sangre, me quedo en silencio, parece que nadie ha notado nada, cojo toallas y trato de limpiar el arma, mi brazo, abro la puerta y trato de limpiarlo, todo, me doy cuenta de que la puerta esta abierta, echo el pestillo por si acaso, y sacó el cuerpo del hombre muerto, la chica sigue con las bragas en los tobillos y llena de sangre.
-Haz el favor de lavarte ahora mismo o quieres que nos maten?
La chica sigue con las lagrimas en los ojos, y con la boca entreabierta,coge parte el jabon esparcido por todas partes y empieza a frotarse con fuerza y a empezar a llorar, dice cosas que no entiendo y yo me afano en coger un poco de agua limpia, limpiar la toalla y limpiar el desaguisado. Tras unos minutos la niña se levanta las bragas, parece que se acaba de duchar tiene el pelo mojado y la cara humeda, se seca en su mandil, y tiene los ojos y la nariz roja de haber llorado.
cojo la toalla, y la enrrollo en la cabeza el tio. La meto con el cuerpo en el water:
-Entiendes mi idioma?
Ella asiente.
-Te vas a quedar aqui un rato, ire a por el coche, cuando venga tu y yo cogeremos el cuerpo y lo enterraremos, te vendrás a vivir conmigo, será la única manera de asegurarme de que no cuentas nunca nada de lo que ha pasado aqui. No dejes que la cabeza chorré sangre, dejala escurriendo en el water y antes de salir, asegurate de tirar bien de la cadena, tenemos que evitar que nos descubran, entiendes?
Volvió a mover la cabeza.
Corrí hacia el coche, se me antojó que podía escaparme y dejarla ahí, pero entonces no tendría sentido haber matado a ese hombre, porque ahora la matarían a ella.
Dejé el coche en la puerta de servicio, y las dos con mucha prisa le cogimos como si fuese borracho y le pusimos en la parte trasera.
-Tienes otro uniforme?
Ella asintió, "pues sube, cambiate, y trae este mojado aqui, te veo dentro de 5 minutos, yo dejaré el coche en un sitio poco visible. Cuando salgas, busca una cuerda grande"
Entré dentro despues de haber mirado mi pelo, mi cara, mis guantes, mi bolso, mi vestido y mis zapatos 80 veces en busca de restos.
Entré con decisión, busqué al anfitrión.
-Henrich, una fiesta maravillosa, pero yo estoy muy cansada, ya no estoy para estos eventos. Me alegro taaaanto de haberte visto.
La muchacha entró y se acercó, la hice una seña y vino con mucho miedo, medio temblando.
-Mira, he visto a esta chica desatascar el baño, este raton escarba la mierda como un topo, ya sabes el problema que tiene mi casa con el diseño de las fosas sépticas... te importa que se venga a mi casa a trabajar? Te pagaré por ella lo que quieras.
La miró con parsimonia.
-A ti no puedo negarte nada Agnes, llévatela, pero sabes que me debes un favor.- dijo frotándome el brazo con un dedo de manera muy sensual.
Me acerqué a él le besé en la mejilla con fervor y le susurré "uno muy gordo, te lo devolveré cuando quieras".
Algunos hombres son tan manejables.
-Vamos... tu, ahora trabajas para mi.
Cuando salimos de allí me sentí mucho mejor, llegamos a un puente una explanada pasaba un rio muy caudaloso, y paré el coche.
-Como te llamas?
La muchacha no contestó
-Debo llamarte ratón? Topo? Me imagino que aunque pobres, tus padres tendrían nombres para ponerte, cual es el tuyo?
-Sagnit
-Y qué significa?
-Próspera
Solté una sonora carcajada. No pude evitarlo ante la ironía de la situación.
-Malos tiempos para llamarse Sagnit
Bajamos el cuerpo y le registré los bolsillos, llevaba la documentación, le quité el arma. "Sagnit, busca una piedra muy grande, hay que desacerse de... Karl"- dije mientras miraba la documentación.
Ella empezó a buscar una piedra y encontró una enorme, la trajo rodando, yo mientras, preparaba una gran hoguera con palos. Hacia frio y humedad, no creo que prenda mucho.
Cuando la piedra estaba cerca del lago, cogió al hombre por los pies, y lo arrastró cerca. Ambas atamos el cuello a la piedra y con dificultad, subimos la piedra sobre el muro y lo lanzamos, el cuerpo fue tras él casi solo.
Cayó como un plomo. No subió que era lo que esperabamos, lazamos la pistola la fondo y la documentación se echó a la hoguera, nos quedamos hasta que nos aseguramos de que ardia lo suficiente como para que no quedasen nada más que cenizas, que también se las dimos al agua. Karl, se acabó todo.
"Sube al coche Sagnit, ya no podemos hacer más". Conduje a casa con tranquilidad.
-Cuando lleguemos, tenemos que asegurarnos de que todo esté limpio, la parte trasera del coche, mi vestido, el tuyo, según subas pon agua a cocer, ambas debemos de limpiarnos. Puedes usar mi bañera, nadie del servicio debe enterarse por nada del mundo.
Sagnit miraba por la ventana como ida. Había sido un día muy complicado, pero debíamos extremar problemas. La cogí de la mano, pegó un bote en el asiento. "Me has oido?". Asintíó.
-Bien.
Finalmente llegamos, todo el servicio dormía, habia dado el día libre a algunos para que fueran a ponerle flores a familiares, asi que quedaban tres personas solamente. Dejamos el coche en el garage dimos las luces.
Me voy a la 2a parte...
ResponderEliminarPor favor dime que está publicada la segunda parte porque me da un infarto si tengo que esperar...
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