He vuelto a intentar las uñas en punta, porque en unas semanas tengo un evento y quiero llevarlas así, si no se rompen en estos días. El everybody say yeah de Essence con la punta, y aplicado con esponja, con el Graphite de Chanel. Aún me estoy conteniendo con los tonos otoñales, porque aunque la gente asimile que septiembre ya es otoño, recordemos que hasta el 22 no entra técnicamente.
Las cosas como son, que hay gente que se va de vacaciones en septiembre, dejemos que disfruten su cachito de verano, por solidaridad. Aunque no miento si digo que tengo unas ganas desmedidas.
Ayer quedé (tras más de un año sin hacerlo físicamente) con Cava Baja y nos fuimos a hacer cosas de frikis de historia: Nos fuimos al palacio de Liria. Para quién no sepa de qué estoy hablando, digamos que es la batmansión de la familia de Alba (y estoy segura que tiene una Albacueva debajo, con el Albamóvil, me da igual lo que me digan en contra).
No tengo fotos internas, porque desgraciadamente no permiten (aunque tienen algunos focos demasiado cercanos a algunos cuadros y algo en mi interior quiere subirse a una silla milenaria y alejar los focos 30 cm), no obstante, hay que ir.
Pros: ES PRECIOSO. Una fantasía, mis salas favoritas seguramente sean la de Goya y la del Gran Duque de Alba, pero hay mucho que mirar (hasta los techos) y ver, no sabes dónde mirar porque hay cosas preciosas, grandes y pequeñas y una cantidad absurda de obras de arte, a cada cual más espectacular. Una barbaridad. Además hay un montón de detalles que se ven que sigue siendo una casa, con fotos familiares más actuales. Vas con audioguías desinfectadas y te dan cascos nuevos desechables.
Contras: 65 minutos son pocos, no te dejan ni ver los cartelitos de cosas por las que pasas por delante y no te comentan. Hay muchas cosas que te enseñan y no te explican. Yo le daba 75 minutos para poder deleitarte un poco en las cosas y no te dejan hacer preguntas hasta el final, con lo cual no puedes hacer una pregunta sobre algo porque al salir de la sala, pierdes las ganas de preguntar. Te ponen vídeos explicativos y queda un poco frío, queda como publireportaje y la verdad, prefiero que me lo expliquen hablado y así no me pierdo ver las cosas in situ, no viendo el objeto y la pantalla al mismo tiempo. Meter anécdotas familiares tampoco hace daño. Sólo puedes hacerte fotos en el jardín y tienen la mayoría no accesible... Es una pena.
Entiendo que es una casa familiar y cada uno enseña como quiere, pero es una pena que me enseñes cosas maravillosas sin contextualizar. Aún así, lo recomiendo encarecidamente, sobre todo si os gusta la época de Eugenia de Montijo.
Además verlo con Cava Baja es bien, nos faltaban dedos para señalar cosas maravillosas (porque no se puede hablar) en plan "miraaaaaaa!!", menos mal que de lenguaje no verbal vamos sobradas, con mascarilla y todo.
Por cierto, si no lo habéis hecho, por favor, votad su podcast, que necesitamos que llegue a los 100 y el último día es el martes.
Hablando con Cava Baja sobre la vida pispa, se me vino a la cabeza la historia de Rashomon y hoy os quería hablar de Rashomon, no la peli de Kurosawa, que en parte también va por ahí, sino la historia mal llamada Rashomon, que realmente se llama En el bosque y pertenece a un libro de cuentos- relatos de Ryunusuke Akatagawa, o como se le ha apodado, el padre de las historias cortas japonesas.
Rashomon en el mundo Kurosawa, como he dicho, es una película que cuenta otra historia de Akatagawa, pero se llama así porque ocurre en Rashomon, que era una de las puertas de la muralla que protegía la ciudad de Kyoto y que se usa simbólicamente para hablar de la decadencia de la sociedad, porque digamos que está en un estado bastante ruinoso. Actualmente queda un pilar simbólico de su situación con una placa explicativa de su importancia.
En el bosque tiene diferencias significativas con la película de Kurosawa, porque contiene más personajes y más impresiones, que en la película se comentan (o no, porque no pienso decir mucho de la peli para que la veáis), pero lo que importa de los cuentos de Akatagawa es que te dejan siempre con, no una moraleja, sino una pregunta para dar un par de vueltas.
La historia trata sobre distintas versiones de un mismo hecho: Un leñador encuentra un cadáver en una zona de bosque y declara lo que sabe sobre la persona y los hechos. La siguiente, es una declaración den un monje budista que se cruzó con el difunto y una acompañante que iba con él antes de su fallecimiento. Después se suma la declaración de un policía que cree saber quién ha podido ser el asesino y qué ha observado y sabe del caso. A continuación, leemos la declaración de una anciana, que resulta ser la madre de la chica que acompañaba al difunto, y que resulta que era el marido de esta. La siguiente versión es de Tajômaru, el acusado de haber sido el asesino de la persona. Proseguimos con la versión de la mujer que acompaba al asesinado. Y por último, y de manera inesperada, tenemos la versión de una médium que ha contactado con el muerto y cuenta la versión de este.
Todas las versiones se contradicen en puntos, cada observador cuenta lo que ha visto, lo que cree que ha visto o lo que quiere que los demás crean que ha visto. Cada uno da una importancia a una parte frente a otra. ¿A quién creer en una situación así?
Aquí es donde empieza el mal (o bien) llamado efecto Rashomon: es un suceso que ocurre cuando tienes varias versiones de una situación, todo el mundo jura decir la verdad, pero seguramente ninguno tenga en cuenta su sesgo de observación, sus vivencias y prejuicios y sin embargo, los incluya sin querer (o deliveradamente) en su discurso. ¿A quién creer? ¿Creemos a la médium? Puede que no esté contactando con el muerto, pero si lo estuviese haciendo ¿estamos seguros de que un muerto no puede mentir? ¿Creemos a un monje budista? Se supone que es un hombre virtuoso y alejado del pecado, pero para no darle mucha importancia y haber dado sólo un vistazo, recuerda muy bien la belleza, la ropa y los gestos de la mujer... ¿Creemos al policía? Desde un primer momento sabe que el acusado sólo es un ladrón y no se le imputan cargos de asesinato, pero ¿puede estar dejándose llevar por su prejuicio? El acusado admite haber matado al hombre por amor y parece muy interesado en inculparse el delito, no obstante no rehuye el hecho de haber violado a la mujer y estar enamorado de ella. La mujer dice que su marido presenció la violación y ella sintió que la mirada que su marido le dedicaba era de desprecio... y más cosas.
¿Quién dice la verdad?
Traspolemos esto a la realidad: estamos rodeados de medios y algunos ni se molestan en disimular sus ideales políticos o sus intereses (como hacer titulares click bait). Al final, terminamos pensando lo que es más afín a nuestras ideas pero, ¿cómo saber que no nos están engañando, que no estamos confundidos y que no nos estan manipulando?
Bueno, podemos pensar que cada uno hace lo que puede por poner un plato sobre la mesa en el mundo del periodismo... Y ahora vamos al otro Rashomon.
Lo curioso es que la historia de Rashomon, la de verdad, no la de película, es la historia de un criado de un samurai que es despedido y se encuentra a una mujer que se dedica a cortarle el pelo a muertos para hacer pelucas que poder vender y no morir de hambre. El criado del samurai la censura, ella le enseña uno de los cadáveres: es una mujer que vendía carne de serpiente desecada diciendo que era pescado, no era una cosa muy moral, pero sin ello, ella también hubiese muerto de hambre. Al final de la historia, el hombre roba a la mujer todo, hasta su ropa y le dice "no me culparás, entonces, por robarte la ropa. Es lo que necesito para no morirme de hambre".
Unamos esto a lo anterior. ¿Un hecho moralmente dudoso es menos dudoso si sirve para sobrevivir?
Como veis, no creo que haya una respuesta acertada y válida para todos los hechos en estas preguntas y por ello es por lo que os recomiendo no sólo que veáis la película de Kurosawa, porque en 1 hora y media consigue generar una historia que da mucho en lo que pensar, sino que también vayáis a los libros y leáis estas historias cortitas, que dan en qué pensar y en estos tiempos, es interesante tener esa reflexión.