domingo, 17 de octubre de 2021

Look de uñas: Traditional Halloween. Proceso de sanación y mejora

 



 

Sí, esta semana estoy muy de Halloween. El esmalte negro es de Michela Valenti y no lo recomiendo en absoluto (otro de los que se cae en un día o menos, pero qué está pasando?!). El naranja calabaza es el Honey, Honey de Essence y la calabaza sale de una placa de Konad  (m13). Además, el anular tiene dos capas del esmalte Glow in the Dark de Essence, que sí, algo brilla en la oscuridad (menuda paranoia cuando te vas a dormir y se te olvida).

Ya he subido varias iniciativas interesantes porque el día 17 fue el día del cáncer de mama metastásico y el día 19 lo será del día del cáncer de mama. En dichas promociones, los artistas ceden obras cuya venta íntegra se va directamente a asociaciones de personas afectadas. Recuerdo que si la venta de un producto se va íntegra a una causa, es una donación, si se va una parte o la parte relativa a un sobreprecio en el coste final, hay que plantearse si no se está usando la causa y a los afectados como reclamo. Y a partir de aquí, cada uno que haga lo que crea conveniente.

Hoy quiero sacar uno de los temas en los que me meto en jardines y bueno, cada uno opine lo que considere, pero siempre intento ser lo más técnica y ceñirme a estudios realizados, porque la ciencia demuestra lo que demuestra y la opinión es siempre subjetiva. Tiene cosas que ya he debido comentar, pero creo que es importante rescatar y que, aunque sean vox populi, hay que recordar.

Creo que, muchas veces, he recalcado lo que la pandemia ha supuesto a nivel emocional en la sociedad. Creo que también he hablado de lo que esto ha movilizado a unas personas a refugiarse en el egoísmo (no, no sabia autoestima, me refiero a egoísmo y falta de empatía pura y dura, rollo estoy mal y me da derecho a ser un cretino... bueno, puede darte derecho a serlo, pero no da el deber a otros a soportarlo) y a gestionarlo con el argumento de que la pandemia les ha hecho mucho daño para justificar hechos que no tienen ni pies ni cabeza. 


Decía John Lennon "puedes decir que soy un soñador, pero no soy el único" y por ello quiero rescatar un tema que dí en la carrera sobre que las heridas emocionales también pueden cicatrizar y sanar, no hay que tenerlas sangrando siempre. Y no, no es un mensaje Mister Wonderful rollo "tú puedes con todo!" (red flag, lo mismo no puedes y te haces daño como un idiota, no hagáis caso a esta mierda barata), es un pequeño recordatorio abierto a la esperanza. Eso sí, sin fecha.

Alguna vez creo que he comentado que durante la carrera, en una asignatura relativa a la conducta humana hice un trabajo con unas compañeras sobre el estrés postraumático vicario, que es el que desarrollan las personas que atienden a quienes han sufrido una situación traumática y tienen estrés postraumático. Es bastante común encontrarlo mayoritariamente en personal de emergencias: polícía, fuerzas armadas, personal sanitario, bomberos, personal de atención psicosocial en emergencias- catástrofes...

Sin embargo hay situaciones nos han podido pasar a todos y nos pueden generar el mismo impacto si no se gestionan bien, o si nos pillan varias situaciones en un relativo corto tiempo que no nos da tiempo a gestionar una por una y "se nos hacen bola". Esto puede ser una muerte, un divorcio, una enfermedad, un abuso, un despido o un ascenso, una boda (sí, cosas positivas también pueden generar un impacto negativo), un billete de lotería con un premio importante, un cambio de domicilio, un atraco, un nacimiento... La cosa es que la sensación sea abrumadora y sobrepase a la persona.


La teoría nos muestra que una depresión, un estrés postraumático o una enfermedad de tipo ansioso pueden desarrollar un incremento importante de cortisol (del cual, ya os eché la chapa aquí) y norepinefrina, hormonas que incrementan la acción estresora. Voy a explicarlo de una manera muy informal (espero que me lo tengan en cuenta los expertos, que estoy haciendo una explicación muy simplista, no disparen a matar, por favor): nuestros recuerdos traumáticos se generan en el cortex cerebral, y van al hipocampo, que están en el centro del cerebro más o menos y donde se acumulan los recuerdos. El hipocampo tiene un adosado que da pared con pared con la amigdala que es la encargada de crear el miedo y que mandan sms a la zona prefrontal del cerebro, que estaría por la frente, y es quien se encarga de eliminar estos miedos, en la medida de lo posible. Además, el hipocampo y la amigdala son vecinos del hipotálamo, el cual nos va a regular la función del sistema nervioso central, así que si tenemos a tope la zona prefrontal, el hipocampo nos tendrá el corazón a ritmo del doble pedal de Rhapsody versionando a Manowar. Al aumentar el cortisol, el cortex cerebral se ve afectado, porque ve atrofiada su capacidad de trabajo, discriminando recuerdos, ahí ya se nos descompensa la cadena.

Esto tiene una serie de respuestas a nivel cerebral, por ejemplo, esa famosa sensación de neblina mental de la que muchos expertos hablan y que a muchos, durante la pandemia, les ha ocurrido. Por si alguien no lo ha sentido hablamos de un sentimiento de confusión fuerte, dificultad para concentrarse y recordar y memorizar. Esta niebla no tiene siempre porqué pasar con un evento como un estrés postraumático o una depresión, también se puede dar en momento de ajuste a una situación, puede ser temporal. No obstante, ese desorden de ajuste es un síntoma en las enfermedades mentadas. 

Aquí hago un apunte para que vayáis al blog de Gadi, en concreto a este post, donde Nathaniel Branden hace una explicación sobre algunas pautas que ayudan a manejar los tres sentimientos más difíciles de sobrellevar para el ser humano: la culpa, la pena y la vergüenza y que serán comunes a estas situaciones de estrés e impactaran en el cerebro. En mis conclusiones del trabajo de estrés postraumático vicario que se constituía a base de búsqueda en estudios de campo, la única manera de reducir el impacto era de manera ambiental con un entorno que apoyase a la persona: ni el dinero, ni la clase social, ni la edad, ni el conocimiento... ninguna de estas causas suponían una diferencia notable en el impacto de la enfermedad, sólo el tener una red social de apoyo, no tenía porqué ser grande, sólo estable y fuerte, para reducir notablemente el impacto. 


Así que lo primero que hay que hacer es buscar una red que nos permita hablar de nuestros sentimientos y emociones sin ser enjuiciados, con amor y aceptación. Esto no es un ejercicio fácil, pero es lo que hay, es difícil curarse en un entorno no facilitador. También hemos de entender si somos una pieza que ayuda en la red o dificulta: hay gente que necesita una buena red pero no sabe ser buena red, el típico ejemplo es la persona que busca que le escuchen y no le juzguen, pero cuando le cuentas un problema lo primero que responde es "tú lo que tienes que hacer es -INSERTE AQUÍ LA RESPUESTA MÁS OBVIA POSIBLE-". Soy un espacio de seguridad para los demás? Doy lo que pido? Ser reflejo de lo que buscamos hará más reconocible a los demás aquello que decimos buscar. La buena voluntad es legítima, no obstante, no lo es todo.

Ayuda también entender que no hay soluciones mágicas para estar mal dos días y ya, la curación es un proceso, es legítimo querer estar bien y no sufrir, no es sano pretender que una situación dolorosa no duela. El dolor es una emoción que nos da una información, no podemos vivir, ni debemos vivir en estado constante de alegría. Tampoco de dolor, todas las emociones tienen un tiempo y hay que aprender a soltar, por eso, a veces, es bueno tener ayuda para saber cómo gestionar estas situaciones. 


Muy importante también es aceptar que cada persona tiene su proceso INDIVIDUAL: me parece ideal que a tu prima de Villarejo le funcionase  para su problema de ansiedad el jugar al twister los días impares primos acabados en vocal, pero no funciona así con todo el mundo. Hay gente a la que le funciona el mindfulness, a otros les funciona pegar leches a un saco, a otros andar por la montaña, a otros ayudar en un centro de animales abandonados, a otros hacer ejercicio, a otros aprender a hacer sushi... a algunos combinar varias de estas cosas, a otro nada de esto. Tu proceso no lo tiene que construir nadie por tí, no tiene una fecha límite, lo construyes tú con tus aciertos y errores y eso implica abrazar que nadie está roto para siempre, que nadie está loco, que no se es mala persona por sentirse como se sienta... es parte de un viaje en el que cada uno tiene que observarse y buscarse en uno y a uno, lleva su tiempo. Como una especie de Camino de Santiago interior, hay paradas obligatorias pero la meta es la misma. Esto puede tardar más o menos, sin embargo, sí se puede llegar a una mejoría e incluso, en algunos casos, cerrar muchas e importantes heridas y ese es el mensaje final que quiero dejar a todo el mundo. El sufrimiento no tiene que ser una condena de por vida. 

No sé cómo veis este tema, pero ahora que "salimos de la pandemia" quería dejar este mensaje y animar a la gente a buscar su camino interior con esa idea. Me contáis en comentarios.

4 comentarios:

Luis Miguez dijo...

Gracias por este post. Un abrazo.

Nymeria Solo dijo...

Muy buen post, me ha gustado mucho por lo que explicas y lo clarito que lo haces. Me parece que yo sufro de esa neblina mental que mencionas, porque si ya antes me costaba, desde que empezó el confinamiento apenas he sido capaz de concentrarme un mínimo para leer y estudiar. Es horrible, me pongo a leer y no entiendo lo que leo, se me va la cabeza, no me cunde nada... Así pasa, que ayer me presenté a un examen de oposiciones y estoy segura de wue lo he suspendido porque no he estudiado lo suficiente, pero es que me cuesta la vida. Ni siquiera leo por placer, me puedo tirar meses para acabar un libro, con lo que yo he sido. En fin, espero que, como dices, sea temporal. Ahora mismo mi entorno no es el ideal, pero tengo un grupo de amigas con el que me desahogo y me viene genial (yo también las escucjo a ellas, of course). Conozco gente que, como tú cuentas, se han instalado en el dolor y no levantan cabeza y no quiero acabar como ellos. Gracias por este post.

Noelia Cano dijo...

Muchísimas gracias por la mención. Ya sabes que ando en esa línea. Precisamente este mes estoy trabajando el tema de salud mental con mi alumnado y, además de la información, hacemos dinámicas para tomar conciencia de cómo las emociones influyen en nuestro cuerpo (a ver si de una vez pasamos de la dicotomía soma y psique) y cómo también, las palabras de los demás lo hacen.
¡En eso ando!
Un abrazo.

Beatriz MissPotingues dijo...

Un post muy necesario que, personalmente, te agradezco.
También me gustaría añadir que, a la pregunta de si soy un buen soporte emocional para otros, si la respuesta es no, tampoco hay que machacarse con la culpa. Las siguientes serían: "¿soy consciente de esto?" (obviamente, si has respondido que no a la pregunta anterior, probablemente ya has comenzado a ser mejor soporte, y la respuesta a esta es sí), y "siendo consciente de ello,¿hago lo posible por reparar daños y por mejorar? Si la respuesta es sí, suelta el saco de la culpa, que pase. Quien da lo que tiene, no está obligado a más.
Un abrazo.