Ayer se disputó la primera semifinal de
Eurovisión, con la consecuente apertura del certamen, que se ha
adelantado para evitar que coincida con las elecciones europeas (si está
todo pensado y todo). Celebrada en Copenhague, el escenario
presentó un espacio con agua y formas estructurales de cubo que dieron
un aspecto muy futurista al evento.
La actuación del comienzo fue, lógicamente, con
la ganadora del año pasado que no sabemos muy bien qué leches se ha
hecho en la cara (tiene pinta de botox antes de tiempo), Emilie Forrest
apareció sin zapatos de nuevo y con un vestido como
de harapos de serpiente muy raro, eso sí, el pelo y el maquillaje
impolutos. A parte su actuación empezó con una entradilla montada con
coros de su canción hechos con videos de gente europea del youtube, que
estas cosas gustan mucho en Eurovisión, primero
porque te ahorras el traer a gente al certamen, que es una pasta,
segundo, porque siempre hace mucha ilusión verte desde casa con los
colegas. Y después Emilie apareció con un coro de chavales, que también
es muy del gusto eurovisivo, porque recordemos, este
es un concurso para toda la familia.
-Armenia. La favorita en las porras y apuestas
de internet tuvo el trago de abrir eurovisión con un traje bastante
correcto y una expresión corporal muy cuidada, eso sí, coreo cero
patatero, se movió menos que el Pensador de Rodin en un
after. El factor impresionante lo puso los efectos especiales, con
llamaradas y videos de fogonazos tras un fondo muy bonito de estrellas. Y
pasó obviamente a la final.
-Letonia apareció como si fuera a cantar en la
línea 10 de metro de Madrid, las ropas fueron hippies y sencillas, menos
las de la chica, con calcetines y tacones (arreglá pero informal) y un
par de jilgueritos de colores en el pelo (vamos,
pájaros en la cabeza, que se suele decir), eso sí, de las mejor
maquilladas de la noche, muy original y muy guapa en ese sentido.
Vendieron su cake to bake con mucho ritmo y buen rollo, pero no el
suficiente para clasificarse. Nos lo temíamos.
-Estonia. Lo de Estonia fue el gran atraco de la
noche, señoras y señores míos. Sabemos que este es un concurso en el
que prima la canción sobre el baile, pero es que la muchacha, aunque el
traje no era de lo más favorecedor (le aplastaba
el culo y le hacía unas hechuras raras de narices), la chica demostró
un control de la voz increíble al hacer semejante coreografía con un
chorro de voz importante, y sin desafinar. Estonia merecía ir a la final
y lo tengo que recalcar.
-Suecia era otra que sabíamos que se iba a colar
en la final, porque es la segunda en apuestas y la favorita en
Divinity. Con un vestido negro corto sobrio con encaje de flores y un
maquillaje negro ahumado, la cantante sueca estaba espléndida
y, aunque la voz se la empieza a notar cascadilla, hizo su
interpretación con mucho sentimiento y eso nadie se lo puede quitar.
Parece que el público del evento la ve como favorita, y de momento,
Europa la respalda.
-Islandia. Yo soy muy proIslandia, 3 profesores
de colegio y un diputado islandés montan un grupo con los colores del
Sargent Pepper, invitan a dos colegas barbudos a hacer los coros y tan
contentos marchan a eurovisión a cantar que es
mucho mejor el mundo si no se discrimina. Y aunque me hubiese gustado
que hubiesen interactuado más con el público, les hubiesen hecho dar
palmas, o saltar o cantar… no lo hicieron. Y el tema daba para ello,
pero Europa, contra todo pronóstico (lo cual me
chifla), dijo que Islandia tenía que estar en la final, porque tanta
balada se hace infumable y yo, en este sentido, respaldo a Europa.
Islandia es un tema de la final.
-Albania. La Shakira de los Balcanes se ha
colado en la final. Albania tuvo una puesta en escena muy sencilla, y su
look no fue tampoco el más acertado, el vestido, de encaje en blanco
hueso, hacía más pálida a la cantante, que eligió un
ahumado en tonos caldera que le quedaba fatal y con un pelo muy
brillante, pero poco original, de hecho las chicas de los coros iban
mejor. Su interpretación, excepto una salida de tono, fue correcta. Yo
no la hubiese pasado, pero a Europa le ha gustado… qué
le vamos a hacer.
-Rusia. Sabemos que el momento político de Rusia
no es que sea precisamente muy festivalero, pero por eso mismo las
hermanas se han currado una puesta en escena muy chula que marcará una
máxima del festival. Si otros años las actuaciones
se copian las unas de las otras por algún elemento, este año, las
tendencias son de elementos circenses. Y las rusas empezaron con una
perfomance sobre un balancín unidas por el pelo, lo cual está muy
original. Su estilismo fue muy bonito, con trajes en color
maquillaje y con una interpretación muy limpia que a la gente gustó. Y a
pesar de eso, se las pitó cuando se anunció su pase a la final. Supongo
que por movidas políticas se pensaba que se evitarían conflictos y se
las dejaría fuera, porque sabemos que este
concurso es muy de politiqueo, pero seamos sinceros, la canción pesa y
mucho y Rusia merecía estar en la final le pese a quien le pese. Supongo
que las risas empezaran en las votaciones de Ucrania a Rusia y
viceversa.
-Azerbajan. La canción bien, con una chica en un
columpio, también muy bien, las imágenes del fondo mejorables y pelazo
de la chica, el traje rojo con encaje de flores… mejorable y el
maquillaje nude… fatal, pegaba más un smokey con labios
nude, o un pin up de labios nude, pero efecto cara lavada, mal fatal.
Pero también se coló porque la interpretación fue de las mejores de
ayer.
-Ucrania, la única que ha ido a una escuela de
circo, también metió un elemento de circo. El look más impresionante de
la noche lo llevaba ella, el mejor pelazo, el look en smokey, el vestido
largo pero muy sexy y un hombre en una rueda
gigante de hámster, en la que la muchacha se encaramó y los falsetes,
que eran el desafío vocal de su actuación los clavó. Hubiese sido un
crimen contra la humanidad no haberla metido en la final, y Europa no
está para más conflictos: Ucrania lo consiguió.
-Bélgica. Jose María Íñigo no está hecho para
eurovisión, comenta los temas de las canciones sin pasión, ni siquiera
con afición, te vende la moto y encima no explica bien las cosas. Sí, me
ofrezco para ir a Eurovisión, soy apolítica, de
hecho soy caótica neutral, dejénme ir, narices! El caso es que Jose
María Íñigo dijo que el final de esta canción sería especial. Todo lo
especial que tiene ver a un señor de frac cantando a su madre con un
fondo que parece un edredón hippy y una señora que
parece que canta Ay quien maneja quien (que a la deriva me lleva,
quien). El final de impresión es que la mujer, que se supone que
simboliza a la madre del señor, se medio abraza con él. Vamos, estoy en
shock Íñigo, todavía no lo he superado… El muchacho le
echó un sentimiento desmedido, pero la performance de la mujer con
camisa de chorreras negra, la falda de flamenco y el peinado del moño
era más de la Casa de Bernarda Alba, el musical flamenco, que de una
actuación de eurovisión. Se quedó en el camino. Mira
que os aviso que estas cosas las puntúa mucho la gente…
-Moldavia. Una canción que sonaba a entradilla
de James Bond es interpretada con un traje entre Daeneris de la Tormenta
y Juana de Arco, medio vestido, medio armadura, lo cual es original y
chulo, pero cuando tienes a unos bailarines en
taparrabos con cara de desnutridos, pareces Daeneris en la época de
hambruna (no hago spoilers, cada uno que vea/lea Juegos de Tronos cuando
quiera), la que no arde, la madre de los dragones, la desnutre
Dothrakis… Además el gesto final de “rebeldía” en plan
de “si Daeneris se quema el pelo, yo me arranco las extensiones” más
que rebeldía, es de cabreo con el estilista. Un despropósito que,
gracias a los Viejos Dioses, sobre todo a la Madre, no pasó a la final.
-San Marino. Los medios clasifican que Valentina
se colase como un campanazo, más que campanazo yo lo considero momento
mariano, es más, no es dar la campanada, es coger la campana más grande
del mundo y tocarla a cañonazos. Se cree que
el Vaticano tomará manos en el asunto, porque es un milagro de los de
libro. Valentina se subió a una concha, en plan Venus de Boticceli, en
plan si Lady Gaga puede tener su momento Venus, yo también y sin
anunciar cuchillas para las piernas a lo J.Lo, con
un vestido- camisón, con un maquillaje y un peinado francamente
mejorables. La voz bien, correcta, la canción, bueno, ya sabemos que no
da mucho de sí, y lo más destacable fue la originalidad de los efectos
especiales, pero en sí, el tema no daba para estar
en la final. Ella lo sabe, los jueces lo saben, Europa lo sabe, hasta
Lady Gaga lo sabe.
-Portugal: nuestros vecinos tenían dos escoyos,
el primero la fusión entre lambada y Enya que supone su canción, que no
tiene muchos defensores, y segundo, la performance que no tiene ni pies
ni cabeza. Aparece la muchacha con un vestido
rollo patinadora sobre hielo con flores rojas, y con un maquillaje y
pelo estupendos, y los colegas medio de indios del amazonas, medio de chulazos de la pradera con los bombos del irlandés del año pasado… Europa tampoco le pilló el punto y la mayoría de
los comentarios es que, aunque la chica cantó
superbien, la canción era un asco. Y no se clasificó
-Países Bajos. Sigo sin verle el encanto a
Eurovisión de llevar este tipo de canciones a la final. El año pasado
nos colaron el bodrio mañanero de Anouk, y este a la pareja country
somnolienta. Ella iba vestida de Reese Witherspoon en la
cuerda floja, cuando interpreta a June Carter y el chaval, parecía una
versión con strass de Bob Dylan. Decir que, al menos ella iba muy mona.
La interpretación fue sencilla, íntima y muy correcta, pero en serio,
eurovisión todo el mundo sabe que no es ni
gafapasta, ni para pensar, es mejor cuando es hortera de la era. Y esto
es soporífero. Pero se volvieron a colar en la final. Nos la volvieron a
colar, mejor dicho.
-Montenegro. Otro que pensábamos que no pasaría
el corte y lo pasó. De la gala el caballero más elegante, sin duda, con
el mejor traje de chaqueta y una patinadora sobre ruedas (la versión
olímpica y en hielo la vimos a Rusia hace unos
cuantos años, con Dima Bilan). Sin embargo, el que la chica se moviese
vestida de angelito por toda la pasarela deleitando con su gracia al
personal y la voz potente del muchacho cantando sobre su amor debió
conmover al personal, que consiguió que, por primera
vez, este país se colase en la final. Una buena elección dentro del
mundo baladas
-Hungría. Maldito Íñigo que nos la volvió a
vender: “una niña maltrata recrimina a su madre que deje que su padre
las maltrate, el final os va a sorprender”. La cosa es que vemos a un
chaval que está sentado en una silla y se levanta tirando
la silla, una pareja que hace una coreo como si él la golpease, que
resulta bastante impactante pero muy bien ejecutado y al final, el
cantante se interpone entre el hombre y la mujer y poniendo una mano en
plan “para”, detiene al hombre. Vaya… impresionante…
no sé como no me está sangrando la nariz de la impresión. La ropa
parece de la sección de básicos del Primark (camiseta negra y pantalones
negros), la voz se le piró un poco… merecía estar en la final? No tanto
como Estonia, la verdad.
Y esto es lo que nos deparó la noche, a parte de
un montón de anuncios sobre el nuevo libro de guinness de eurovisión…
otra cosa que quieren vender, debe ser que lo de los discos no funciona
muy bien.
2 comentarios:
Me encanta que nos analices los looks también a la vez que la interpretación! (Y me parto de risa de paso jajaja).
BESOS!
Tita Hellen a Eurovisión YAAAAAAAAA!!!!!!!!!!!!
Vamos, como que yo vería las semifinales si las retransmitieras tú.
Besos, guapa!
Publicar un comentario