viernes, 23 de septiembre de 2016

Un poco de amor propio

Hace mucho que no hablo de autoestima en este medio y este verano, como os digo ha sido goloso porque veo que mucha gente de mi entorno no se quiere bien. Yo ando en proceso, porque esto no es una de "ala, me levanto y me quiero", pero es que veo cosas que me dan pavor absoluto y me gustaría tratar por aquí. Son hechos que he tratado, que llevo meses con dudas sobre esto en varios medos y por los cuales las personas que me preguntan, interioricen porque veo que en la conquista del amor propio, suponen los escollos más comunes.


-La importancia de hablarse bien: muchas veces en el análisis de las cosas que hacemos o decimos nos hablamos de una manera incorrecta, por ejemplo, con insultos "mira, hice esto, lo sé, soy gilipollas"... si nunca llamaríamos así a nuestro mejor amigo, es más le apoyaríamos diciendo que no le dé tanta importancia, porque nos llamamos así? El proceso de quererse pasa por tratarse con respeto y no se respeta a lo que se insulta y se trata mal. Es importante ponerle nombre a los procesos, por aquello de la reprogramación neurolingüítisca (que si bien no funciona en todos los casos, sí tiene reconocida por la psicología el ejercicio de poner nombre a lo que vivimos y la importancia de las palabras). 

La cosa es que es contagiosa: si tu te llamas gilipollas en grupo, estas mandando el mensaje de que tú no te das valor, si no te das valor como individuo, aunque en la teoría todo el mundo es respetable, el mensaje que mandas es que en tu caso no es así. ¿Cómo vas a exigir respeto si no te das valor? Vale que uno se insulta desde la "confianza", pero no lo hagas, si tratas de autoreconstruirte, insultarte es ponerte la zancadilla. No eres gilipollas, cometes errores (cosa que TOOOOODO el mundo hace), tienes tus defectos, no eres perfecto, pero eso no implica que merezcas autodesprecio.


-No somos responsables de los sentimientos de los demás (o como la culpa de todo no la tiene Yoko Ono): muchas veces nos quedamos con sentimientos ajernos que intentamos solucionar como si la felicidad de los demás dependiese de nuestro comportamiento y decisión y la felicidad, como estado emocional parte de muy dentro de la persona, zona a la que los demás no tenemos acceso. Es tan simple que puedes dar un día más divertido o menos divertido a una persona,  puedes intentar dañarla de miles de maneras, pero si una persona decide no tener motivos para ser feliz, o todo lo contrario, ser inmune a tus ataques, tú no vas a cambiar eso.Una cosa es ofenderla y otra que toda su emocionalidad pase por lo que tú hagas.

Insistir en el hecho de que alguien se sienta bien o mal por nuestras acciones parte del concepto de culpa. Bien, pues la culpa no existe, existe la responsabilidad: todos hacemos algo en nuestro entorno, pero si algo sale mal, la resposabilidad de que algo no haya salido viene de varios canales y fuentes. Si uno acepta que las acciones ajenas pueden desequilibrar el mundo, aprende a ser flexible y que el mundo, al fallar, no le haga tanto daño. Si uno quiere un mundo perfecto y sin fallos, al final se consumirá, el mundo es falible y tenemos un medio con capacidad de decepcionarnos, pero nosotros elegimos cómo levantarnos. Si nosotros lo hacemos, los demás también pueden hacerlo, si deciden no hacerlo y culpar a los demás alguien no está tomando su parte de responsabilidad en el proceso, y no por ello, esa parte tiene que ser tuya, esa parte se queda ahí, y porque tú cojas ese peso, no vas a cambiar nada. Yoko Ono no separó a los Beatles, hizo más la decisión de Paul de meter a su ex suegro como abogado y financiero del grupo.


-La asertividad es esencial: La asertividad parte de conocer tus derechos, con esto no creo que tengáis que leeros los 169 artículos de la constitución (prefacio y disposiciones a parte), pero sí considerar que tenéis derechos básicos como el de opinión y cuando decís sí, es que sí, y cuando decís no, es que no. Partiendo de esa base, sé que la presión social a veces resulta abrumadora, pero pensadlo, todos hemos pasado por el aro de los demás en alguna ocasión y no nos hemos sentido mal, ¿porqué tenemos nosotros que sentirnos mal si los demás se encuentran con nuestra oposición? 

Llevar la contraria no es ser malo, hay que abandonar esa idea, cuando uno muestra oposición por alguna razón, implica que el tema sí le genera un malestar o una opinión firme, se moja, no le es ajeno. Es por ello que decir que no o que sí, debe ser respetado, porque no lo estas diciendo para ser troll o molestar a nadie, sino porque hay un hecho que te afecta y tienes derecho a mostrar tu disconformidad y evitar el daño/ molestia a tu vida. Tu vida no tiene menos valor que la de los demás.


- Callarse no siempre lo soluciona todo: Uno piensa que si no dice las cosas que le importan, evitará que otros se molesten y así evitará la pelea, porque a veces vivir con tranquilidad externa es mejor que vivir con tranquilidad interna. En concepto erróneo existe, en que callarse sea la solución a un problema que parece plantearse en que decir tu opinión tenga que llevar a una pelea. La cosa debería plantearse en un entorno en el que una opinión, no un juicio de valor, debería ser respetada, porque compartes sentimientos y pensamientos que no nacen de querer hacer daño, sino de lo que vives y cómo lo vives y nadie puede cambiar eso. Si crees que callarte soluciona algo que supone callar algo importante (ojo, si no te juegas nada, esto no tiene validez), plantéalo sobre que quizá no se esté planteando correctamente, porque alguien está viviendo tus emociones como una confrontación y a lo mejor, es lo primero que hay que solventar. Comentar que te sientes censurado y que quieres hacer las cosas bien, puede ser un campo de valoración de la situación, ver donde están las dificultades de cada uno, siempre en un entorno de empatía y de no agresión. Tan importante es lo que comunicamos, cómo lo comunicamos y si se ha captado el mensaje.

Si vemos que la otra persona se cierra en banda a entendernos, lo que tendremos que plantearnos es cómo hacer la convivencia más saludable, dado que no nos entiende, y parece no platear otra salida (no siempre con la crisis, uno vive con las personas que quiere, pero tiene que aprender a jugar sus batallas). Conocer al otro, no para atacar, sino para evitar en la medida de lo posible el conflicto puede ayudarnos: eso no implica que evitemos cosas para molestar a los demás, sino que sabiendo qué comportamientos son molestos, intentar encontrar espacios de convivencia creando status quo y negociaciones. Obviamente la tranquilidad es un factor que muchos deseamos, pero hay que ver también qué hacemos para conseguir esa tranquilidad, en qué somos instrumento de demanda activa y si esa demanda es real y factible con respecto a nuestra situación y en que podemos ceder. La negociación no tiene que implicar confrontación, pero hay que tener en cuenta que las personas son como son y las negociaciones se alcanza considerando que a nosotros no nos gusta que nos cambien, sino que nos acepten tal cual somos, así que hay que negociar sobre la perspectiva de que los demás también tienen ese derecho. Nuestra negociación no puede pasar por pisar a nadie (eso incluye a nosotros mismos), pero tampoco a ceder sin concesiones. Moderar el tono y no gritar, suele ser una buena herramienta para no irnos de madre.


Mostrarnos a los demás como seres con emociones, pero adultos capaz de negociar y dialogar y con asertividad puede mejorar mucho el concepto externo que nos tengan, pero sobre todo ayuda a poner nuestras emociones al día, porque nace de nuestro sentimiento de querer ser respetados y del trabajo que echamos en ello. Todo lo externo tiene que empezar por un trabajo serio diario interno, que no es fácil, pero cuando ves a gente que vale mucho tratarse muy mal porque les ves perdidos, estos son puntos sencillos para que piensen en su vida y en cómo las cosas no tienen que ser en blanco y negro. La aceptación y el amor propio debe ser un ejercicio de dentro a fuera y no al revés, dificil, largo, pero es como una carrera, es mejor si focalizas tu atención en las cosas que te gustan de tu camino.

Todas estas cosas creo que son importantes para desarrollar una buena emocionalidad, aunque son complejas de conseguir. Supongo que vosotr@s también podréis añadir otros puntos que mejoran la emocionalidad propia y estaría bien compartirlos en comentarios.

3 comentarios:

Beatriz MissPotingues dijo...

Me ha parecido un post bastante completo.
Sólo e haría un apunte. Como somos más sensibles a juzgar lo que hacen lso demás, que lo que hacemos nosotras mismas, sobre todo, hacia nuestra propia persona, el grado de tolerancia frente e insultos o vejaciones que admites en el trato de los demás hacia los demás, es, en realidad, el que admites hacia ti. Cuanto mejor te trates, pero te va a sentar que traten mal a cualquiera que estécerca.
Es curioso.
Besos!

Noelia Cano dijo...

Un post interesante y completo. Yo estoy ahora en otra onda: la capacidad de tener compasión (no desde un punto de superioridad, sino de igualdad). Creo que es un paso más allá de la empatía y me ha parecido muy interesante. Tomé las nociones básicas de Michael West (tengo compartida una entrevista suya en el FB) pero sigo explorando la idea porque me ha parecido muy interesante.
Un besazo!

Adaldrida dijo...

Genial el post y genial el comentario de Gadi: estamos en el año de la misericordia!