Jamie Lee Curtis, gracias a Tyr, dios vikingo de la justicia en los conflictos armados, se ha cargado toda la saga Halloween. Más que cargársela lo que ha hecho es hacer una limpia importante, porque al final te das cuenta que quitando la primera y esta el resto es una sucesión de despropósitos que no entran ni en el magnífico mundo del cinebasura.
Si no sabéis de que os hablo, os recomiendo que veáis el resumen contado divertido en el canal de Te lo resumo así no más, que te lo cuentan con la sintonía en modo cumbia y llamando a Mike Myers MIGUEL... con eso lo digo todo, así no da miedo, da risa. Van a ser 13 minutos para situaros en el escenario de lo que os hablo porque ayer, al ser Halloween fuimos a hacer planes Halloweeneros y fuimos a ver la Noche de Halloween, nueva película de la saga que rescata viejos clichés de las películas de miedo, sólo se salta uno (sólo hay dos personajes negros y no mueren) y aporta una nueva dimensión moral y un mensaje muy importante del que os quiero hablar, además de ser una película muy bien hecha y muy entretenida. Porque la peli si os cuento mucho la destripo, y para destripar ya está Mike, que lo hace fenomenal.
NO A LOS SPOILERS!!
De lo que os quiero hablar pasa al principio de la peli, así que no destripo absolutamente nada del argumento. Laurie Strode es la superviviente de un ataque de un asesino en serie llamado Mike Myers que ha matado a varios miembros de su familia y ha estado en un centro penitenciario psiquiátrico durante 40 años. Durante estos años Laurie se casó, tuvo una hija, se divorció, formó a su hija en la autodefensa y los servicios sociales (que siempre son los malos en las películas) se la quitaron (no, no hicieron una retirada, que es el término correcto o buscaron familia extensa... no, se la quitaron, porque los servicios sociales son así, meten a niños en sacos, dan dinero y pisos a gente que no los merece... como una especie de bruja del oeste mezclada con Mayra Gomez Kemp en el 1,2,3).
La cosa es que unos periodistas intentan averiguar porque Mike Myers hizo lo que hizo. Le preguntan en prisión y no averiguan nada, porque Mike pasa de hablar, cosa que le agradeces al guionista porque lo que nos faltaba es que a estas alturas Mike hablase en modo shakespeariano o fuese un paleto tremendo... en fin, que los periodistas van a ver a Laurie y aquí es donde empieza el discurso importante de la película: el victim blaming.
Periolisto y periolista que todo lo saben o cómo intentar picar a la gente hurgando en sus experiencias vitales pasadas como si fuesen de Tele5
El victim blaming se traduce como "culpabilización de la víctima" y se trata de ese comportamiento inadecuado, desconsiderado y muchas veces motivado por el estrés que genera no poder ayudar a la víctima de echarle la culpa a la víctima de serlo. Ejemplo: preguntar a una víctima de violación cómo iba vestida o si su comportamiento dió pie a ser malinterpretado por ser coqueta o vete tú a saber, recriminar a una persona que ha sido robada el ir por un sitio o transitar las calles a ciertas horas. Centrémonos: nadie quiere ser víctima, si supiesemos que vamos a ser víctimas no transitaríamos esos sitios o actuaríamos de ciertas formas, es más, actuar sobre "la norma que se supone que te protege" no funciona siempre, es de lógica.
El caso es que con sus cojonazos, los periodistas entran en casa de Laurie que ha hecho de su parcelita un bunker inexpugnable y uno de los periodistas, que se cree muy vivo (que dirían en Te lo resumo así no más) le comenta a Laurie que sólo quieren entender la mente de Mike y su motivación. Laurie le dice que no hay motivación, no hay que entenderle, es así. Y dando una vuelta a la tortilla, como intentando defenderle, habla de que la vida de Laurie ha sido un fracaso por haberse divorciado y haber perdido a su hija.
Jamie Lee Curtis que está fantástica le responde algo así como "yo estoy divorciada y soy una fracasada, él ha matado a mucha gente y hay que entenderle".
Idea: no cabrear a alguien que tiene puntería como para meterte una bala entre ceja y ceja.
ESTA frase es SUPERIMPORTANTE! Primero a nivel social: muchas veces las víctimas han rehecho sus vidas de manera que puedan soportar su dolor y son cuestionadas constantemente. Recordemos cuando Irene Villa sacó su libro diciendo que perdonaba a sus agresores y mucha gente de ámbitos muy conservadores se echaron encima de ella diciendo que cómo era capaz de hacer eso. Fácil, para ella el perdonarlos era una manera de cortar un vínculo que no quería mantener con sus agresores, porque si no les perdonaba no abría la puerta a lo que podía alcanzar y se quedaba con el peso de su pérdida y unida por sentimientos negativos a los terroristas y ella no quería eso. Pues aún ni por esas muchos agonías no la entendieron y la atacaron en redes sociales y la cuestionaron.
Eso sí, pocos fueron los que dijeron en medios y redes palabras que recordasen quienes llevaron a Irene a esa situación y las ideas que sustentan. Preferimos cuestionar a la víctima que nos hace recordar que no importa lo que hagas: el peligro te puede tocar a ti. La víctima nos es incómoda.
Segundo, otro mensaje importantísimo, la actuación de la familia: Laurie tiene muchos problemas para ser escuchada y comprendida, eso dificulta su matrimonio, su papel como madre, incluso la lleva al alcoholismo -cosa que tampoco es difícil-. Primero porque su hija vivió cosas que no hubiese debido por el excesivo celo de su madre y su estrés post traumático y segundo, porque el marido de su hija es imbécil y no favorece la comunicación de sentimientos. Las víctimas tienen que ser menos cuestionadas y más arropadas porque hay momentos vitales que van a vivir con mayor dramatismo y eso hay que entenderlo. Es dificil a veces en el entorno familiar porque los hijos cuestionan a los padres, las dinámicas familiares funcionan así, al igual que la nieta de Laurie se alía con esta y cuestiona a su madre, pero debe haber un espacio de escucha no un "oye, superalo que tu problema me molesta y me jodió la infancia". Más tarde se ve como la hija de Laurie, Karen, entiende perfectamente a lo que se refería su madre y Allyson, la hija de Karen, tiene que lidiar con los mismos problemas que su abuela, sólo contando con la experiencia de ella y no con la formación de su madre. NADA te prepara para esto, pero al menos, la formación de Karen la permite no estar paralizada.
Y tercero: la enfermedad mental en el delito. Puede que la persona que cometa un delito no sea una enferma, sí, tal cual, puede que sea una persona con comportamientos disfuncionales normalizados. O una persona fría que sabe lo que hace y hemos visto varios casos así que no comportan enfermedad mental y sí mucha maldad. Pero la persona que es víctima sí puede serlo, primero por vivir un hecho estresante y segundo, porque si no encuentra una base de apoyo en su red más inmediata o en la sociedad, se le puede agudizar su riesgo. No hay una fórmula para evitar una depresión o un estrés post traumático, no hay tampoco una manera de superarlo muchas veces, sólo maneras de aprender a vivir con ello, más o menos sanas, como el alcoholismo de Laurie o su entrenamiento cuasi militar. Sin embargo, ella deja de beber y se entrena por si Michael decide un día ir a buscarla. A veces no es tan fácil pensar en otra cosa y llevar una vida normal. No es posible volver a una situación como la anterior al hecho traumático, porque ha pasado algo, algo importante, algo que te marca y tú cambias. La gente no puede quedarse, para comodidad ajena, siempre en el mismo punto vital. Y volvemos al doble crimen de Michael, no ha matado a Laurie, pero ha dinamitado unas dinámicas más saludables para con su hija, porque entendemos que cuando Laurie se ve con una hija le horroriza el hecho de pensar que pueda atacar a su hija, que pueda hacerlas daño, que pueda dejar a su hija sin madre y quedarse vulnerable... manejar ese terror es complejo, muy complejo, porque el miedo es libre.
Hablamos, como decía Laurie, del trabajo con el criminal, pero el trabajo con las víctimas a veces se queda en un limbo institucional y social devastador. Dar libertad de expresión y de manejo de sus emocionalidades sin juzgar es un buen paso, pero tiene que haber un trabajo detrás y eso implica que entendamos los procesos mentales que trae una víctima tras de sí.
Hablamos, como decía Laurie, del trabajo con el criminal, pero el trabajo con las víctimas a veces se queda en un limbo institucional y social devastador. Dar libertad de expresión y de manejo de sus emocionalidades sin juzgar es un buen paso, pero tiene que haber un trabajo detrás y eso implica que entendamos los procesos mentales que trae una víctima tras de sí.
El hecho de que Laurie sea así, no por gusto, sino por negarse a seguir siendo una víctima implica también mensaje de empoderamiento: si no me preparo seré una víctima más, me niego a ser una víctima y tengo que prepararme física y mentalmente. Aunque Laurie no tenga el apoyo y la comprensión que su familia debería aportarle, ella sabe que tiene la esperanza de que su nieta, que es un reflejo vivo suyo, entienda lo que trata de hacer y de hecho, lo hace, existiendo muchísimas conexiones entre la historia de su nieta y la de Laurie en la primera película.
Esto nos lleva a la reflexión de que una persona es una persona, no siempre tiene que ser víctima, se puede reinvertar, reconstruir y empoderar y salir adelante y hay que informar de esto a las víctimas, pero que también hay que escuchar a las víctimas que se saben en peligro porque sus agresores tienen acceso a ellas o porque no saben gestionar sus emociones y no ningunearlas. Hay que escucharlas sin juzgar, a veces eso ayuda mucho y La noche de Halloween, más que de un tío que mata y mata hasta que estiren la pata, va de conexión familiar, de mujeres empoderadas y de victim blaming.
1 comentario:
Un análisis muy exhaustivo, quizá demasaido como para disfrutar de la película, pero estupendo para entender situaciones parecidas fuera de la ficción.
Besos!
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