El cuerpo me pide colores primaverales. Tanto es así que ayer Adaldrida nos preguntó por unas zapatillas, sobre si nos gustaban más en rosa y gris o en blanco: dije rosa y gris porque es que el cuerpo me pide tiempo de primavera, bueno, menos la zona anárquica nasal. Spoiler si no habéis visto los stories de Adaldrida, ella eligió las blancas.
Vuelvo al 88 Ballerina Pink de Essence, en el anular, el blanco de Michaela Valenti, el turquesa oscuro 341 de Kiko y un moradito de una marca poco feminista en degradado y encima en el color azul Tiffani el 534 en forma de puentecitos- ondas de Carlo di Roma con una nueva plantilla de los chinos de Extra calidad que compré por 1'5 euros y que me ha ahorrado 5.
Me explico. La parte del aplicador del tampón es transparente. Yo quería un tampón transparente, pero estos cuestan unos 5-6 euros dependiendo de la web. Si quito el agarrador, aunque sea un poco cutre, puedo ver sobre dónde aplico el estampado y si me canso, uso pegamento y tan pichis. Sí, rudimentario, pero el tampón aplica de gloria, es el mejor que tengo y la placa aunque tiene dibujitos pequeños muy chulos
He intentado retocar la foto, pero si en la vida real es dificil ver el dibujo ni te cuento en foto...
Soy un desastre con patas. Ayer nos topamos con el jrandísimo Paco Fox y decidimos quedar para la semana que viene y mira que me lo dijo "no tenéis plan?" y yo "noooo, noooo, para nada".
Pues resulta que luego va Darcy y me recuerda que la semana que viene es mi cumple. Y se me había olvidado. Vivo en la negación de mi mismidad.
A este nivel de Alzheimer hemos llegado, vivir para ver
Quizá sea porque ya ni lo celebro. En las últimas celebraciones o lo hacía por los demás (cómo no lo vas a celebrar?) o siempre pasaba algo que me hacía sentir mal, cuando no era alguien intentando montar psicodrama (real), era la gente que no estaba/ no podía venir por una mala excusa o vete tú a saber qué.
Decidí que para qué. De pequeña mis padres no la montaban, porque pensaban que era demasiado para un niño y era malcriarle, y cuando tuve edad para montarla yo me di cuenta que si una fiesta que se supone que debería celebrar que sigo viva y puedo disfrutar de la gente no me hace feliz, porque no termina siendo para ese uso, no la necesito, porque practicamente llegó un momento en que la montaba por obligación y con pereza emocional pensando "qué mierda me tocará vivir esta vez". Y al final era una profecía autocumplida, siempre había algún drama. Y cuando lo cuento mucha gente me mira con cara de "pobre Phoebe Buffay que no tuvo navidad".
Eso te da mucha perspectiva de muchas cosas: quizá la primera es que hay cosas necesaria y otras superfluas que no necesitas. Que algo sea una convención social no implica que a ti te tenga que hacer feliz. Es una cosa que me hace mucha gracia cuando dicen "yo celebro a mis amigos todos los días"... con muy poca gente he sentido que realmente lo cumplan cuando lo digan.
La segunda es, que si las personas que deberían celebrar tu vida están ahí para usar tu cumpleaños con actitud de llamada de atención negativa, definitivamente debería hacerte pensar sobre su toxicidad emocional y el valor que tú te das en esa relación.
La tercera es que no valgo para ser estrella de Hollywood. Sinceramente no es que tenga un perfil bajo en estas situaciones, sino que mi perfil está en chandal de algodón y con una batamanta de unicornio encima. No me gusta ser la prota, quizá porque soy de compartir el protagonismo y cuando alguien viene pugnando por él de mala manera, me da tanta pereza que se lo regalo. Paso de orgullo malentendido. Soy la protagonista de mi vida, qué más quiero?
Al final he llegado a un acuerdo con mi karma: cambio festejo por alegría anual. Mi karma me cambia la fiesta de cumple por algo positivo que necesite mucho o me haga mucha ilusión. Este año debo tener un bonus de puntos de la leche. O eso espero. Nunca se sabe.
Sigo pensando en muchas cosas, sobre todo de toxicidad emocional, sobre lo que quiero y lo que no y sobre que hay cosas inevitables, pero partiendo de la evitabilidad de las cosas, las decisiones que uno toma tiene mucho que ver sobre si uno es tóxico o no. Últimamente veo a mucha gente tóxica jugando a que los tóxicos son los demás... y eso es un nuevo estado de irresponsabilidad emocional que no había visto.
Me explico: cada uno hace cosas y es responsable (o corresponsable) de lo que hace, por lo tanto, si algo sale mal -no digo que sea por su culpa, simplemente tiene un fin no esperado-, asumir su autoría o coautoría en los hechos, o simplemente avisar de que algo no va bien, debería ser adulto y responsable y sería lo lógico y no pasaría nada. Hasta aquí todo bien, hasta que ves que no, que según algunas personas se es responsable de una parte, pero si los demás no controlan su actuación, son corresponsables por permitir su comportamiento. Es decir, yo no soy responsable de mi moralidad y mis decisiones, yo hago las cosas, pero si me aprovecho de una situación creando una injusticia, la culpa es de quien no me controla. Es como decir que si yo decido robar, la culpa es de la policía que no me controla...
El nivel de absurdancia cuando llegas a este nivel de observación del ser humano es tremendo. También es cierto que desde hace algún tiempo estoy sensibilizada con los casos de trastorno de la personalidad por un hecho personal y observo más estas cosas, porque son casos faltos de empatía a nivel patológico donde este comportamiento es recurrente, pero sin llegar a este extremo de enfermedad alguno más he visto en gente normal.
Al final terminas dando gracias a la gente que decide quedar contigo, que decide quererte, que decide aceptarte y aceptar tu espacio, que decide compartir el suyo hasta donde quiere... esos son soletes. Y rechazas el resto, porque al final, se trata de que la vida te trae problemas por si misma, pero no te los tienes que quedar, ni tienes que adoptarlos, puedes resolverlos o desecharlos. Y eso también es parte del amor propio, no apropiarte de las emociones ajenas que te deleguen los demás.
3 comentarios:
Te veo densita hoy, a veces toca.
Yo creo que las cosas son como las vemos, y no las vemos igual siempre. Depende mucho de cómo estés, la misma situaión puedes interpretarla de muchas formas diferentes.
Respecto a la corresponsabilidad espejo, por llamarla de alguna manera, creo que es más del tipo de que si el otro te insulta es porque, lo primero, tiene algún problema (contigo o consigo mismo) y lo paga atacándote, y tú tienes la opcion de dejarle que siga, y ahí sí serías responsable del lo mal que te haga sentir esa situación que has permitido a partir de ese punto, o pararle los pies de alguna forma. Más o menos.
Besos!
¿Te has planteado la de vueltas que le das a las cosas? A lo mejor sin simplemente las dejaras fluir y no las analizaras tanto...las vivirías con más facilidad. No es una crítica, sólo una observación y tampoco es de hoy, es algo que vengo pensando hace tiempo y hoy te lo dejo aquí.
A mi sí me gusta celebrar mi cumple, lo hago con cosas sencillas: no me siento "protagonista" ni nada de eso porque simplemente me reúno con mi familia y algún amigo/a muy especial, así que es todo muy simple y entrañable: como me gusta que sea.
Un besito, guapa.
Estoy con Gadi. Déjalo fluir, no lo pienses tanto. Lo que sí es verdad es que a cada uno le hace ilusión una cosa: a mi me fascina celebrar mi cumpleaños.
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