domingo, 10 de junio de 2018

Look the uñas: 60's flowers. Compatía: como gestionar situaciones con personas enfadadas




La uña blanca (Michela Valenti) tiene flores hechas con la ballerina pink de Essence, 11Only bluuuue de La Laquede Bourjois, un azul tormenta de una marca poco feminista y la 129 de la Smart  de Kiko, que además está también en el resto de las uñas. Simple y muy floreado. La inspiración de colores la saqué del Pinterés buscando combinaciones de colores del Pantone. Nunca viene mal usar estas herramientas.

Sé que voy tarde en post, pero esta semana saco sin falta (de hecho, ya está hecho y editado) el post de comprados y gastados, a ver si termino el de temazos, que me queda nada más que editarlos y el de un gran premio que me falta, pero es que no me da la vida. Espero que esta semana sí, porque tengo nuevos frentes abiertos, pero necesarios.

Os voy a hablar de un tema que nos afecta a todos en todos los trabajos y en la propia vida diaria.


No os ha pasado alguna vez que os ha tocado lidiar con una persona que, por alguna razón (de la que podemos ser parte o no), os ha tratado fatal porque tenía una queja, un malestar o un problema y lo ha pagado con vosotros? Es incómodo cuanto menos. 

Hay muchas manera de manejar esta situación pero la inteligencia emocional plantea una nueva posición con palabro incluido, aún no muy famosa, pero de la que hay que hablar: La compatía.


La compatía es la fusión de la compasión con la empatía (término acuñado por Al Siebert, padre de otros conceptos como Resiliencia). Algo así como tratar de escuchar activamente, intentar entender de donde viene la molestia del otro para que se sienta apoyado y pueda plantearse un diálogo de resolución del conflicto. Piénsalo: cuando nos enfadamos muchas veces una de las causas de nuestro enfado es que no nos entiendan y no entiendan porqué nos sentimos así. Y si fuesemos esa persona que esperamos encontrar? Entonces el escenario de diálogo sería menos tenso y más productivo.

La compatía desecha la sarta de frasecitas tan "útiles" que se han empleado de siempre son resultados efectivos reales como "tranquilízate", "cálmate", "no te pongas nervioso/ así"... Es que es decirte eso  y claro, uno entra en un oasis de paz y calma, verdad?

Esas frases normalmente tienen que ver más con las emociones que vivimos al ser objeto del desahogo y que no sabemos muy bien como manejar. Así que esa persona está desbordada, asumirlo y trabajar en rebajar la tensión tiene que partir de reconocer al otro su derecho a sentirse mal y comunicarlo (dentro de un orden, los insultos y las agresiones NO son nunca tolerables).


Cuando una persona está cabreada seguramente esté desbordada así que lo mejor es tomar la iniciativa que esa persona no está tomando y establecer una serie de actuaciones:


1.- Pedir que nos explique exactamente donde reside su malestar. Si fue en algo que dijimos, si ha sido en algo que no hicimos... focalizar la fuente del malestar hace que el otro se sienta escuchado, porque el pedir que focalice es una manera de escucha activa y pueda relajarse y establecer un relato coherente de qué le pasa por la cabeza rebajando la tensión.


2.- Dar valor a las palabras. Es importante ver porque una persona usa una palabra y no otra, porque una persona habla según concibe su mundo, así que si te dice esa palabra es porque en ese momento lo siente así, eso da pistas para entender mejor la emocionalidad y molestia del otro. De hecho es interesante hacer una técnica denominada eco, que consiste en repetir una palabra que nos haya chocado o que no esperásemos en su discurso para que nos aclare o desarrolle esa emoción o situación. También pertenece a la escucha activa.


3.- Reconocer al otro y a su emoción. Imaginemos el pensadero de Harry Potter: el pensadero es una especie de pila donde la gente deja sus recuerdos y los demás pueden asomarse, contemplarlos y así entender al otro. Pues más o menos es lo nos acontece. Hemos escuchado su relato y lo propio es que reconozcamos las emociones del otro, se siente enfadado, dolido, frustrado, molesto y eso no podemos cambiarlo. Es muy importante que entendamos que nosotros, aunque seamos parte del problema, no somos los dueños de las emociones ajenas y no es nuestra labor cambiarlas.  Podemos variar la situación, pero está en la gestión emocional del otro cambiar su emoción. Pero reconocer la emoción del otro para establecer una conexión sobre la que trabajar es un punto de comienzo para variar la realidad que molesta.


4.- Agradecer al otro. Si queremos establecer un ambiente positivo tenemos que agradecer que nos hayan hecho partícipes de la información que nos puede ayudar a cambiar la situación. Frases como "gracias por haber confiado en mí y haber sido tan sincero", "demuestra mucha entereza y honestidad que hayas compartido este relato conmigo", "admiro tu franqueza y agradezco que hayas contado conmigo", "te agradezco que lo aclares conmigo y no haya tenido que enterarme por otras personas, es muy valiente tu actitud". Esta última frase la he querido adjuntar ya que es curiosa, porque si hubiesemos dicho "me hubiese dolido enterarme por otros" en vez de "eres muy valiente" sería agresiva pasiva. Si queremos construir vínculo, nuestro mensaje ahora debe ser positivo donde reconozcamos en el otro herramientas que nos ayuden a construir soluciones, no debe haber fisuras ni reproches, la labor llegados a este punto es rebajar la ansiedad, reconocer al otro y crear grupo para generar soluciones al conflicto.


5.- Focalizar objetivos comunes.  Una vez conocemos el problema y lo hemos dimensionado, hay que actuar sobre él. William J.J.Gordon estableció otro neologismo llamado sinéctica que en este encuadre puede ser muy enriquecedor. La sinéctica es una especie de brainstorming, sólo que el brainstorming brinda una horquilla desde soluciones técnicas hasta un poco a esa idea de "tú suéltalo, a ver qué pasa", es más espontáneo y emocionalmente desvinculado y la sinéctica está más conectada con la actividad emocional enfocada a la resolución de conflictos de manera creativa. A veces, en la vida diaria las soluciones técnicas no son siempre las que más pueden ser de ayuda y la sinéctica ofrece la posibilidad de generar pactos y otro tipo de soluciones creativas y emocionalmente sostenibles a la resolución de conflictos. Si os parece interesante podemos hablar de ella más adelante, en próximos post.


6.- Marcar soluciones. No vale de nada toda esta actividad si no generamos compromisos de actuación. Imaginaos que somos los enfadados y nos dicen todo esto pero no se plantean soluciones reales con actuaciones y compromisos: la decepción sería un hecho real. Es importante acordar por ambas partes actuaciones y resoluciones que, a ser posible, cumplan un criterio de bidireccionalidad de una manera equitativa, es decir, que las dos partes se retroalimenten y cumplan de manera activa, porque tampoco consiste en que una de las partes lo solucione para la otra (eso sería hacernos cargo del problema y de la emocionalidad del otro y hemos hablado esto en puntos anteriores).

Espero que este post pueda ser de ayuda y que sobre todo os dé ideas para próximas veces, porque todos entendemos que estos escenarios no son deseables. Conocíais la compatía?

2 comentarios:

Noelia Cano dijo...

Pues mira que trabajo y leo sobre educación emocional y no conocía la palabreja, Hellen. ¡Me ha encantado el post!
Voy a buscar más info, me gusta mucho Siebert.
Por cierto, y la manicura, monísima.
Un besito.

Beatriz MissPotingues dijo...

El término no lo conocía, pero la forma de actuación sí. Se trabaja de forma similar en coaching emocional.
Es un post muy interesante.
Besos!