domingo, 9 de diciembre de 2018

Look de uñas: Adviento. Ápaga y vámonos del 2018.






Empiezan los looks y las manicuras de Navidad, lo digo porque ayer ya subí un look al instagram con mucho brilli por si os interesa, pero también por si queréis ver propuestas de algún color en especial para que las pueda ir subiendo. Se admiten ideas y peticiones. 

Esta está hecha con el Blue Label de Dior, que tengo ya bajo mínimos, el pure beauty de Essence de fondo en el anular y las ramitas estan hechas con una plantilla del chino y el 20 de Basic Cosmetics, que como veis, se mueve un poco para imprimir, así que a lo mejor es mejor idea hacerlo con un esmalte que no sea metalizado.


Si alguién me pide una frase para definir el 2018 seguramente sea "el año que se me hizo MUY bola". Primero porque he tenido cerca a gente con roturas de huesos, operaciones, pruebas médicas, complicaciones médicas, ingresos hospitalarios y muertes, demasiadas muertes. Como veréis no es para tirar confetti precisamente. Virgencita que me quede como estoy porque no quiero saber mucho más de médicos lo que me quede de año (y pronto lo estoy diciendo que tengo seres queridos pendientes aún de pruebas y altas médicas).

Por otro lado porque he tenido que lidiar con un nivel de nepotismo, egoísmo, injusticia, mala sangre, mal corazón y falta de empatía, humanidad y compasión -tal cual- desmedido. Tampoco me queda confetti para esto y eso que todavía lidio con algún episodio. Sé que el karma no me va a devolver nada de lo de este año, no hay manera que el destino me compense ciertas cosas sobre todo porque oigo muchas promesas y veo mucha palabrería y poco movimiento. Estoy tremendamente cansada de oír que soy muy buena, o muy maja y que la vida me lo devolverá y se los hará pagar a los otros: he visto más de 100 veces la Princesa Prometida, sé que la vida no es justa y que (atención, spoiler) Humperdink no muere.


Así que lidiar con ambas cosas al mismo tiempo y no ver que haya un receso o un momento de alegría y celebración, como que se te hace bola, mucha bola. Porque que tengamos un día de mierda por una cosa de salud en personas que nos importan y que no se nos va de la cabeza, no implica que no tengamos que lidiar con gente que tiene la sensación de que, si fingimos que no tenemos problemas, es porque no los tenemos. En serio, qué ganas de ser el protagonista tienen algunos a través de tocar las narices...

Se supone que, según la numerología, los años 2 (2018= 2+0+1+8= 11; 1+1=2) son años donde la máxima "se dobla pero no se quiebra"es la ley, y sí, rota no estoy, pero sí profundamente desencantada a muchos niveles, básicamente porque no deja de repatearme que la sociedad siga vendiendo que quienes más trabajan o que la gente buena que se esfuerza llega lejos y eso no siempre es verdad. Si te rodeas de gente positiva seguro, si te rodeas de gente que no es así, no triunfas ni invitando a jamón 5 jotas a diario. Sobretodo cuando tienes tus objetivos y a medio camino los tienes que cambiar y hacer un lavado de cara: puede que el tiempo ponga a la gente en su sitio, pero si alguien vierte mentiras en el pozo de donde sale el agua con el que pretendes regar tus semillas, lo tienes complicado y la primera impresión mala, te la quedas, así de regalo.


Las enseñanzas que me llevo de mi misma este año tienen que ver con cosas que sabía ya, pocas decepciones me llevo -alguna hay-, pero me ha costado más por el acompañamiento de la salud de gente que me importa y por la poca compasión que he visto de gente hacia los demás, que te pone ya en una predisposición negativa porque ves lo que se avecina y se crea un status quo difícil de manejar donde la persona con más carga emocional suele tener que lidiar con la situación y flexibilizar porque siempre hay quien se cree que tiene derecho a pisar a los demás en su trabajo o en su día a día. Está feo.

Que en noviembre yo ya estaba en plan "mira, ya para lo que queda en el convento, no puede pasar nada malo". Os habéis dado cuenta de lo preciosa que estoy con la boca cerrada? Pues eso, pero no, tengo que hablar. Así que ya es una de "mira 2018, ya mándame lo que te quede, si tienes vergüenza", que yo estaba esperando que ya fuese como Kali, que cuando ya no le queda sufrimiento que mandarte, te da sus dones... ni donettes me manda, que tampoco los quiero, porque me da ya miedo, sobre todo cuando me dieron unos Bonnies (pastelito ochentero de bizcocho con crema y mermelada de fresa cubierto de chocolate), que quizá sea de los alimentos de bollería con más sulfitos que me he comido... yo lo dejo aquí porque si tienes intolerancia desde aquí te hago mi llamamiento: 10 minutos te da el pastelito, en serio, 10 minutos de reloj, cronometrado. 


Pues ni Kali, ni Durga, este año es una murga! (toma pareado free style!).

Obviamente lo mejor? Pues qué va a ser, lo de siempre, la gente, Mi gente: esos amigos que te apoyan los días malos, esos días que se acuerdan todos los días de ti y te preguntan qué tal estas y comparten sus días buenos y malos, esos amigos que te llaman para compartir risas o descubrimientos, esos amigos que te avisan de que el metro no funciona o que no pruebes esto o aquello porque no funciona, esos amigos que te hacen promo, o no la hacen pero te escriben para decirte que algo les ha gustado o para darte ideas... gente que te quiere y te apoya, que no te juzga, que no te cuestiona, que no les juzgas ni les cuestionas, gente con la que tienes aceptación total, porque les conoces y les quieres, no a pesar de lo que son, sino por quienes son.

Esa gente es la que te salva el año, este año he tenido unos poquitos más de miembros de mi troupe y momentos con mucho amor y mucho cariño, porque nos hacía falta a todos, esos que te apañan el día, el mes y el año, esos que te alegras de conocerlos, esos que te abrazan cuando te quieres morir muy fuerte  porque has tenido un día espantoso o que quieres achucharlos porque lo han tenido ellos, esos en los que ves a la gente avanzar y estas muy orgullosa de ellos. Esos. Y por eso este año se ha hecho bola, pero no ha sido una auténtica mierda, por esos momentos y esa gente. Porque al final hay secundarios que salvan la película, son los que dan la fuerza a los demás cuando no pueden más.


Eso sí, ganas de terminar el 2018 no me faltan, pero dicen que en Gryffindor no puedes rendirte.

Decidme, ha sido un buen año para vosotr@s? Dadme una alegría, por fi.

3 comentarios:

Adaldrida dijo...

Qué bonito Post. Para mí ha sido un buen año en algunas cosas pero no tras no: también he tenido médicos a mi alrededor. Veremos y a ver si Dios ayuda, que siempre lo hace.
Por cierto, la manicura preciosa.

Beatriz MissPotingues dijo...

Todo tiene su lado positivo, aunque a veces no lo veamos hasta pasado mucho, mucho tiempo; y es cierto que hay años que restan mucho más que suman y ese lado no hay forma de verlo, sobre todo con pérdidas personales. Lo importante es cómo lo lleves, lo que decides que te afecte y lo que no, y cómo purgas lo que te afecta.
Gente egoísta te la vas a encontrar siempre, lo que apsa es que cuando estás mal, parece que los ves más, te tocan más la moral, y tienes más ganas de darles una caricia en medio de la cara con una silla.
Para mí no ha sido un año especialmente malo, pero sí ha tenido muchos momentos muy tensos. Lo que sucede es que decidí hace tiempo enfocarme en lo que me nutre, y no en lo que me resta, pasar el mal trago rapidito, y tomar decisiones al respecto. También el haber tenido algún año muy mierder me sirvió de entreno, y es como que hace callo.
También ha tenido momentos muy bonitos, y son los que me quedo.
Un beso, y ánimo!

Noelia Cano dijo...

Bueno, al menos me alegro de que tengas a gente alrededor que te apoye en los malos momentos, es básico para seguir adelante. Te deseo un 2019 mucho más tranquilo.
Yo no puedo quejarme. Obviamente, siempre hay momentos de tensión y cabreos por el trabajo, pero estando mi familia sana, trabajando en lo que me gusta y viviendo en un entorno como vivo, si me quedara con lo malo sería para que me diesen un par de bofetadas.
Un abrazo y ánimo.