domingo, 12 de junio de 2016

Look de uñas: Triangulos ochenteros y el poder de decir no.




El metro de Madrid me da muchas ideas ahora en verano porque ves camisetas y vestidos estampados a los que les hago fotos de tapadillo para hacerme manicuras y una camiseta en color rosa claro con triangulos verdes  menta me ha servido de inspiración, aunque mi pulso no esté fino.

Los colores son un tono rosita que no voy a promocionar y el Cool Days de MakeUp Revolution, que  he visto que tiene colores duocromo muy chulos que no quiero ni mirar porque sé que peco fijo.


Quería este domingo hablar de un reflexión por una cosita que me ha pasado esta semana sobre inteligencia emocional, a ver qué pensáis. Decir no es importante y veo que hay como una especie de miedo a decir no por no caer bien, ser impopular, hacer daño o no ser conveniente. Pero hay dos manera de decir no y  eso voy:


-Decirnos no a nosotros mismos: muchas veces somos capaces de decirnos no a cosas que nos enriquecerían muchísimo, unas veces para priorizar cosas que no siempre tienen la importancia que les damos, otras porque supone salir de la zona de confort, pero a comportamientos dañinos como mantenernos en la zona de confort o permitirnos hacer daño a los demás (a veces de manera desproporcionada o gratuita) a eso no nos ponemos freno.  Hay quienes usan la argucia de decir que son "sinceros y honestos" cuando dicen verdaderas barbaridades a los demás pagando que no consiguen lo que quieren, como llamada de atención o para manipular a los demás y eso no es ser honesto, porque se entran en consideraciones que no vienen a cuento para dañar los sentimientos ajenos. Lo tipico de decir "este tío/esta tía es gilipollas" no es sinceridad, es una valoración y piensa que, por mucho que vendas que te da igual lo que digan de ti, a nadie le mola sentirse atacado cuando intenta hacer las cosas como mejor sabe o por ser como es. Y sin embargo no hay filtro, no hay emoción empática y no nos decimos que no. Pero luego "hay que ver como la es gente".

Ultimamente veo que mucha gente está en situaciones que no quiere porque no sabe decirse no en el momento adecuado, porque no se pone freno. Lo típico que una cosa te lleva a otra y no sabes como parar la situación. Gente que no dice no por miedo a hacer daño gratuito, terminan ellos sufriendo y haciendo sufrir a los demás, gente que no quiere molestar y termina aburra con quien no quiere o donde no quiere... es importante decirse a uno mismo "no tengo que vivir situaciones que no me van a aportar nada" igual que hay que aprender a decirse "no puedo seguir diciendome no cuando puedo sacar mucho de una vivencia.


-Decir no a los demás: hay gente con salidas paternalistas tremendas. Lo digo porque yo las he tenido, así que sé de qué hablo. Gente que siente que tiene que resolverle el conflicto a los demás y ellos usan eso para que alguien les resuelva la circunstancia, si sale bien se llevan el mérito, si sale mal, se llevan la culpa de algo que otro debería resolver porque es su vida.  En esta sociedad que sabe como programar un pc pero no como resolver cuestiones vitales esenciales, vemos que hay mucha gente dispuesta a escurrir el bulto a los demás y luego quejarse si las cosas no salen como ellos quieren. De la misma manera que hay gente a la que no le pides que te resuelva nada, pero decide hacerlo... Decir que no implica que no llevarás más carga vital que la tuya, pero también que nadie llevará tu carga porque es tu vida y todo el mundo debería ser protagonista en su vida, no secundario.

Decirnos no y decir no, tiene que ser un acto de introspección personal, hay que tener claro hacia donde van nuestras metas emocionales y qué esperamos de nuestros esfuerzos personales, pero también de asertividad: cuando uno dice no, rechaza lo que no quiere vivir, y se da cuenta de que, si bien hay cosas sobrellegadas que no puedes evitar, sí hay vivencias que puedes elegir y eliges qué puede aportarte y crecer y qué te deja en el mismo punto.



Al decirnos no y decir no, aunque suene a negativo, tiene que ser un acto positivo, nos tiene que llevar si bien no siempre a una mejor situación, a una situación no peor a callarse y sacrificarse por nada. Pensemos en la de veces que hemos aguantado cosas que nunca se nos reconocen, que nunca se nos agradecerán y desde luego que no nos recompensan ni por activa ni por pasiva. Puede que una vivencia negativa nos pueda enseñar muchas cosas de la vida, pero tampoco es plan de vivir las cosas en modo estoicista y pasar por todas las miserias de la tierra, máxime si no nos aseguran alguna recompensa a nivel personal o emocional.

Ha llegado un momento en que las pequeñas diferencias vitales se notan con las pequeñas decisiones vitales, a veces un no a tiempo limita el sufrimiento, tanto a nivel interno como externo, de ahí que una negativa pueda ser tan positiva.

Alguna vez lo habíais pensado? Habéis visto que haya una especie de negativa de la gente a decir no por presión social? Contadme qué os parece.

2 comentarios:

Noelia Cano dijo...

A mi misma me he dicho no muchas veces. Considero que soy bastante perseverante en mis logros y, sin duda, eso pasa por saber decirme no.
A los demás, de jovencita, me costaba un mundo. Con la madurez he ido aprendiendo y ahora ya estoy en otra fase: la de decir lo que pienso, en cualquier momento. Con tacto y educación (que hay mucha gente que bajo el lema "digo lo que pienso" cometen auténticos atentados a la dignidad ajena y al civismo) pero oye, qué a gusto se queda una (reconozco que hasta siento una especie de retorcido placer al ver ciertas caras cuando lo hago...jajaja).
BESOS!

Beatriz MissPotingues dijo...

Por regla genral, me encuentro más a menudo de lo que me gustaría dos actitudes: la del bienqueda a toda costa, y la de la irresponsabilidad, o cómo ponerse medallas cuando no toca y escurrir la mierda bajo la alfombra para que lo barra otro.

Ambas son molestas porque van a lo mismo, a una involución, a la falta de claridad con uno mismo y con los demás, y a una privación de libertad.
Aunque parezca mentira, decir un no a tiempo te hace libre, y no tiene por qué ser un no mal dicho. Si el otro se ofende, es us problema, no el tuyo.

Sobre el insulto gratuito y la honestidad, sí, hay muchas personas que confunden los términos. Hay veces que no hay una buena manera de decir las cosas, es inevitable que alguien se sienta mínimamente mal, por mucho que lo adornes, pero no suelen ser las más habituales.

No tengo ningún problema en decir no. Primera ley del socorrista: sálvate tú primero (si no, no podrás hacer nada por nadie)

Besos!