lunes, 9 de agosto de 2010

Glauco y Escila

Ala, a tirar de post hechos no publicados!

Taraaaaaaan. Con todos ustedeeees, otro emocionante capítulo de: Mitologías pasadas de rosca!! (bieeeen!!!).

Hoy la historia de amor de Glauco y Escila.

Glauco era un pescador humilde que vivía de su trabajo y que usaba redes antes de que los de Greenpeace se pusieran pesados con lo de la pesca de arrastre. Glauco era un hombre que no pasaba inadvertido porque estaba bueno.



MUY bueno...

La cosa es que un día se fue a pescar a un sitio nuevo, que tenía buena pinta y observó que los peces que se le caían volvían al mar y a la vida al tocar ese agua. Y allí crecía unas plantas muy extrañas. Y como Glauco era guapo, pero muchas luces no tenía y había oído de los japoneses y su cocina con algas, no se le ocurrió otra cosa que comérselas, solo para ver que pasaba...

Menos mal que no eran setas...

Pero el efecto, en un primer momento no fue muy distinto, Glauco empezó a saltar sobre las aguas y le empezaron a salir escamas y tal... y se volvió un sirenio, para más choteo, se volvió un Dios Marino. Lo que nos llevo a que digievolucionó y dejó la pesca de arrastre.  Claro, el cambio no era tan fácil y se sentía mal, le costó asimilarlo, menos mal que en el instituto del joven sirenio tienen un vídeo explicativo para poder llevar con naturalidad estos cambios.



Claro, con una cola en vez de piernas, lo de vivir en tierra se hizo complicado y se fue a la mar, eso de irse arrastrando sin calzadas romanas le hacia costras y no molaba nada. Eso sí, los brazos se le pusieron como buzones de correos de gordos.

Así que hizo fiesta en la charca Océano y Tetis se pincharon un par de canciones para que se fuera aclimatando y no le entrara morriña de su humanidad, Poseidón su padre se pasó con unas birras y Nais, su madre fue con unas amigas. Algunas crónicas dicen que su madre era Nereo y otras que Doris, lo que nos demuestra que o el parto fue un choteo, o en Grecia no reinaba tanto Zeus como Baco...

La cosa es que Glauco, vio a Escila, que le reconoció.



Foto aparecida en el Hola del momento

-Hola Escila, esta noche la sábana esa que no te tapa nada te queda mejor que nunca...

-Emh... te noto algo nuevo... no, no me lo digas, el corte de pelo?

-No, el pelo lo tengo igual, bueno, ahora estoy con un tratamiento de sales del mar Muerto que me va muy bien para darle brillo, pero el corte está igual...

-No sé, no te veo más delgado... espera, esa cola es tuya?

-Sip, ahora soy un sirenio.

-Vaya hombre.

-Yo había pensado que ahora que somos tan marítimos y ahora que soy un dios y tu una ninfa y no tenemos que trabajar ni declarar a Hacienda, pues... no sé, tu, yo, una bandeja de sushi y una botella de Alvariño...

-Lo siento, no te lo tomes como algo personal pero no salgo con sirenios, pilláis hongos con nada y por mucho que andéis en remojo, oléis a pescado que tiráis pa'tras. Si me lo hubieses dicho antes, un meneo si te hubiese dado, pero ahora... buff, quita, quita qué pereza.

Pero a Glauco le pasó lo que tantos hombres y tantas mujeres en la historia: que basta que le digas que no, pa que se pongan cansinos. Y la seguía a todas partes: la jacuzzi, a la ducha, cuando regaba las plantas... hasta en su momento All Bran y claro, así no se puede vivir.

-Sal conmigo!!!

-Sal de mi taza del water, pervertido!!!

No había entendimiento. Escila se fue lejos del mar y huyo porque no le soportaba más.

 Así que Glauco hizo lo que todos los teenangers boquerones y humanos hacen: llamar a una amiga a contarles la situación para pedir una opinión femenina. El problema, que pasa a los boquerones y a los humanos, es que muchas veces esa confianza se afianza en que uno de los dos está por el otro. Así que Glauco se fue a preguntarle a la bruja Circe... y a Circe le molaba Glauco y Glauco no lo sabía.


Recordemos que los jóvenes son muy superficiales y volubles y que Glauco estaba muy bueno...

Circe se lo tomó bien, vamos intentó fingir que no pasaba nada, que no le importaba, pero le soltaba alguna que otra indirecta.

-Ay Circe, es que me rechaza con una sutileza, yo creo que le gusto, primero me llamaba gilipollas, ayer solo me dijo pesado... VOY MEJORANDO!!!!

-Mira Glauco, yo no es por nada, pero Escila es una ninfa y ya se sabe de las ninfas, que son muy altivas y estúpidas... y encima, qué clase de nombre es Escila?

-Qué clase de nombre es Circe?

-Touché... lo que quiero decir es que, tu necesitas a una mujer que entienda tus necesidades, a una mujer de verdad, no a una ninfa voluble, una mujer que entienda los cambios que se han producido en ti, que entienda la magia, una mujer guapa, sensible...

-Ya, pero es que yo me quiero tirar a Escila.

-Puta Escila

-Qué?

-Que a veces creo que me bacilas... nada, tu tranquilo, que yo te hago un mejunje majo para que caiga rendida a tus pies... ups, quiero decir, a tus aletas.

-Tu si que eres una amiga Circe.

Total, que Circe hizo todas esas cosas que hacen las que no se sacan la titulación  de bruja, que es manejar la magia sin control ni responsabilidad mientras solo piensan en sus intereses, así que se puso a mezclar ingredientes pensando en lo mucho que iba a disfrutar magreando a Glauco.



Ay Glauco, te pegaba tal repaso que ni un universitario antes de un examen de septiembre...

Y un día dejó de mezclar ingredientes, se puso mona y llamo a Glauco a su presencia.

- Mira, esto es un ven... es una pócima, la echas en el agua donde ella esté, procura no estar en el mismo agua que ella, por el amor de Zeus.

-Porqué?

-Porqueeeee... estoooo... hombre, porque si te metes y es para enamorarse de ti, te terminarás zurrándote la sardina y eso no es sano. Mira Narciso!

-Ah, sí, claro... Gracias Circe!

Y Glauco tan contento que fue en busca de la sufrida Escila y aprovechando que se estaba dando un baño, porque fue a la playa de vacaciones echó todo el bote en el agua convirtiéndola en esto:




Claro, Glauco vio las cabezas de perro y la cola de pez... y la cara de cabreo de Escila...

-Mira Glauco, me has convencido, ahora si me apetece echar ese caliqueño...

-Uy, pues es que no va a poder ser, porque tengo almejas cociendo, que esta noche he invitado a Baco a cenar y se me va a pasar el marisco.

-Pero si quieres quédate y hacemos aquí merienda cena... IMBÉCIL

-No mujer, ya si eso, ya te llamo yo...

Se dice que el cabreo le duro mucho tiempo y la tomó con todo aquel que pasaba por su camino, sus perros se comían a los hombres que pillaban y ella destruía todo barco que veía... Obviamente Glauco nunca la volvió a llamar.


A ver si en vez de pasiflora tenía que haber puesto hierbaluisa...

-Te lo juro, se volvió un bicho

-Pues Glauco, en serio, no tengo ni idea de qué pudo salir mal....ejem... Pero si te sientes desconsolado, vente y no sé, yo podría intentar hacerte sentir mejor...

-No, Circe, eres mi amiga y te respeto...

-Hay que joderse...



 ESTE HECHO MITOLÓGICO NO ESTÁ BASADO EN NINGÚN PERSONAJE REAL QUE SE SEPA. CUALQUIER PARECIDO CON LA REALIDAD ES PURA COINCIDENCIA.

3 comentarios:

Noelia Cano dijo...

jajajaj ese glauco está para mojar pan pero yo no tengo paciencia para seres tan poco espabilaos, prefiero a mi-manolo, que me entiende cuando quiero merienda-cena jajaja BESOS!!

tita hellen dijo...

La verdad es que Glauco tenía menos luces que un gato de escayola el pobre.

Las meriendas-cenas son lo mejor xD

Besazos guapa!

Anónimo dijo...

Me encantó, le diste al mito que de por sí ya estaba bueno ese toque original, ambientándolo a los tiempos que corren, o algo parecido jajaja, muy bueno!!!!