En el blog de Irene, de la dama del fuego y el de Yishana, podiamos leer un par de post sobre lo bonito que es conspirar de buen rollo. He pedido a la gran Obispo, Paula Caballero (primera de varias colaboraciones navideñas que tendremos), que me escriba un post sobre como es la navidad en la mano negra.
Después de leerlo me apetece probar una botellita de True Blood, no sé porqué.
Queridos hijos de la Noche:
Las Navidades en la mano negra, con eso de la conspiración, son de un divertido... La gente opina que como Obispo debes ser firme, no puedes tener sentido del humor, pero es indispensable para cualquier cargo. A la gente con humor nunca se la ve venir y desde luego, siempre se la perdonan sus faltas con más facilidad.
Siempre conspiramos pero recuerdo mis primeras navidades en la mano negra, es como volver a ser niño otra vez, todo está lleno de primeras veces: tu primera Navidad en la iglesia, la primera vez que pones el Belén con mal rollo por si te quemas colocando al niño Jesús, tu primera virgen inconsciente empaquetada con lazo a la que desangrar, la primera misa del gallo con humanos (es divertido como sienten el mal a su alrededor y no saben a qué achacarlo), la primera vez que te hacen la broma de "enciende tu el inciensario, que yo no puedo"... ay, qué días aquellos!
Para empezar, la Mano Negra empieza a tener otros nombres en estas fechas: la mano morada, la mano fría, la mano muerta, la mano tonta...
Esto no te creas que mola mucho a ciertas personas, que hay mucho Amigo Negro susceptible, puesto que en la expresión Mano Negra, los adjetivos irán iguales a los Amigos Negros, quiere decirse: los amigos morados, los amigos fríos, los amigos muertos, los amigos tont...
Por otro lado a pesar de que la inmortalidad haya agarrotado nuestros sentimientos, hacemos cosas bonitas para distraer a los neonatos, sabemos que en estas fechas echan de menos sus casas y a sus familias, asi que les llevamos a ver a sus familiares, estacados, porque toda protección es poca con un neonato, pero lo hacemos, tras 5 años, aprenden a no recordar su parte de humanidad ni a sus familias, puesto que ver estacado a tu padre siempre es duro (qué pensabais? que estacabamos a los vampiros? Pero por que terrible criatura nos habeis tomado?) y hacemos cosas chulas como preparar el ponche navideño: 2 litros de sangre 0 con tasa de alcoholemia importante (a ser posible de countreau, pero es dificil a los jovenes de ahora no les gusta el countreau), 1 pizca de canela y una vaina de vainilla, sí es un poco repulsivo, yo con media vaina me apañaba, pero los puristas son asi...
En esos días una ve a los niños salir con sus padres fuera de casa a encender petardos por las noches, y recuerda su pasado, recuerda sus días durante la Guerra de la Independencia y los cañonazos el día de Navidad, todo lleno de cadaveres y casi sin nada que comer, menos mal que la Mano Negra me alcanzó a través de mi padre y asi siempre tenías algún pordiosero o algún soldado francés que echarte al gaznate, personas que nadie echaría de menos y que nadie buscaría en plena guerra.
Y te das cuenta de la suerte que tienen esos niños, jugando felices, seguros, sin oler el patente peligro que podría acontecerles mirandoles desde el campanario, como hacen explosión a sus artilugios de polvora. Y entoncesn mis chiquillos antitribu, mis queridos desheredados, suben conmigo a mirar desde el campanario. Y les dices con tono amoroso "recordadme que en el próximo ataque camarilla compremos petardos y los llenemos de esquirlas de plata" y es emocionante como se les ilumina la cara.
Siempre hay algún niño que advierte nuestra presencia, siempre hay algún alma sensible, y siempre le felicito las navidades poniendo mis ojos de un precioso color encarnado. Él no puede dormir y yo duermo mejor, porque realmente, gracias a los niños, estas fiestas adquieren un sentido especial.
En fin, me despido ya, no sin recordaros lo mucho que agradecemos a todas esas personas que van a regalar Crepusculo y su merchandising que realicen estos regalos a quinceañeras. Nos fascina la facilidad con la que se entregan a nosotros, los cainitas, sin oponer resistencia, pensando que van a entrar en la vida eterna como condenadas por amor tan tóxico y estúpido como el de Bella.
Pasad unas felices Navidades mis chiquillos.
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